La Editorial Alaire, auspiciada por la Academia de Poesía Alaire, pone gratuitamente a disposición de sus foristas registrados, varios foros de poesía, prosa literaria, debates…, para que puedan publicar sus obras e interactuar entre ellos, así como, la tienda de libros donde se muestran las publicaciones, tanto en papel como en formato digital, estos mediante descarga gratuita. La razón de ser de nuestros foros se centra en promocionar la poesía, mediante las obras de los autores que participan en la plataforma de la Academia de Poesía Alaire. La promoción de la poesía, a nivel del mundo de habla hispana, conlleva una enorme responsabilidad, por ello, pedimos la máxima implicación de todos los miembros de Alaire. Vale recordar al gran maestro Dumas: uno para todos y todos para uno. Muchas gracias por todo, queridos compañeros.
Tienen fiebre las tardes de diciembre. Acosadas por el tedio, acuden al suicidio de sus huesos para lubricar con su colágeno los cristales donde se miran las uñas del delirio. Equilibradamente inestable, atrapado por los nudos del verbo fatigado, me asalta una espiral de pálidas imágenes insumisas a la ardiente caricia de los dedos. ¿Por qué la risa blanca no amanece en mis letras invernadas? ¿Por qué se duelen todos mis rincones oyendo como gritan los latidos de la sangre sin poder escapar del laberinto de las sombras que se alargan meciendo la fatiga? Imposible,no hay respuesta: Un mutismo pertinaz se llega hasta las sienes obligando a la conciencia a enterrar su voz por no encontrar la llave de su vital sabiduría. *Andros
Tarde de diciembre llovida en melancolías, hermosas melancolías deletreando el cuerpo de tus versos.
Me dio gusto pasar a la lectura de tus versos.
Saludos y mis felicitaciones, enhorabuena tu poesía.
ligia
Tienen fiebre las tardes de diciembre. Acosadas por el tedio, acuden al suicidio de sus huesos para lubricar con su colágeno los cristales donde se miran las uñas del delirio. Equilibradamente inestable, atrapado por los nudos del verbo fatigado, me asalta una espiral de pálidas imágenes insumisas a la ardiente caricia de los dedos. ¿Por qué la risa blanca no amanece en mis letras invernadas? ¿Por qué se duelen todos mis rincones oyendo como gritan los latidos de la sangre sin poder escapar del laberinto de las sombras que se alargan meciendo la fatiga? Imposible,no hay respuesta: Un mutismo pertinaz se llega hasta las sienes obligando a la conciencia a enterrar su voz por no encontrar la llave de su vital sabiduría. *Andros
Me quedé pensando en las tardes de diciembre ... es cierto, son diferentes.
Un hermoso poema, me encantó leerte.
José Luis... tu poema me ha instalado suave y melancolicamente en mis inviernos.
Todos tenemos nuestros propios inviernos, y este tuyo es preciosamente triste. El invierno esté hecho tal vez para morir un poco cada año.
Me ha encantado descubrirte. Un abrazo, no tan invernal.
Ale.