ayer le pregunté a la luna quién me robó la noche,
solo obtuve respuestas en forma de reproche.
No estoy solo, mis sueños me cobran el peaje.
Falto de todo tipo de consciencia,
acudí al altísimo, como muestra de aplomo,
al abrupto, escabroso, ser que me carga el lomo.
Sin arrepentimiento, sin guerra ni violencia,
se cumplieron en fila todas mis profecías,
¿dónde están mis amadas, do las amadas mías?
Persuasiones del ego ilimitado,
causas vacuas gobiernan mi pasado.
Me confundí con Dios, perdónenme los cielos,
no me casaré, nunca, por amor o por celos.
Y el viaje se torna peliagudo,
soy aquel a quien purgan el ombligo,
el alma que con gula se guarece.