
Arma candente que en el pecho abrasa,
ígnea llama que al corazón consume,
dulce bebedizo que en sueño sume,
fatal veneno que la muerte causa.
A veces el alma se encuentra laxa,
ebria de tan oloroso perfume,
y es muy natural que su ardor abrume
al ser el dueño de tu propia casa.
Es grave el error cuando existe engaño,
sueño fútil de vano pasatiempo
que conduce a la natural caída,
pues se produce tanto desengaño,
que el dolor no se cura con el tiempo
y la vida no puede ser vivida.
Andros.