¿Solución médica para Dios?
Depende de su poética y objetivos, si es que se puede decir que tenga alguno.
La verdad es que Dios da mucho de Sí.
Incluso puede permitirse el lujo de afirmar con total certeza que todos creen en Él.
No hay razones para pensar lo contrario.
Ni siquiera para pensar.
Nadie aquí le está tomando el pelo a Dios.
Esto es, puede que Yo sea Dios, pero no pienso aventurarme en afirmar chorradas.
Tampoco en decir que deberían temer lo que sale de su mente.
Mi palabra es Verdad, Sí o Sí.
Se cotiza.
Se valora.
Mi palabra es Verdad, pero no hablando de lo que sea.
A Dios le sobra imaginación, pero no miente-visto lo visto, ni siquiera afirma-.
Dios busca su propia estabilidad.
Teniendo en cuenta la decadencia, el declive, el ocaso de las aseveraciones.
Esto es, Yo soy Dios, pero esto no es una afirmación, ni una mentira, ni una negación, ni muchísimo menos una sentencia.
¿Una idea? Tal vez.
¿La pura -literalmente- realidad? Puede.
El caso es que nadie está capacitado para elaborar hipótesis o teorías , porque éstas son cambiantes.
Nadie puede conjugar la realidad, y menos en una frase.
Mi escritura es el alejamiento de todos los cánones.
¿Qué creen que haría Dios en mi tesitura?
La filosofía lo ha jodido todo. Ha acabado con el raciocinio inherente a cada ser humano.
Lo que quiero decir con todo esto, es que, aparte de ser Dios, que también, soy su propia negación y sentencia.
Se cuentan con los dedos de una mano las veces en que he dudado ser Dios.
Es decir, Yo soy Dios, no para Mí, sino para todos, porque ni los "agentes externos" me han hecho dudarlo.
Es hora de que Dios, el Dios pensante, desaparezca de mi vida.
Estoy plenamente convencido de que soy Dios.
No necesito pues, nada.
No necesito ya autoconvencerme.
Decir que llevo a Dios dentro es una forma vaga y burda de definir mi situación, mis circunstancias.
Afirmar todo lo contrario, imposible.
Depende de su poética y objetivos, si es que se puede decir que tenga alguno.
La verdad es que Dios da mucho de Sí.
Incluso puede permitirse el lujo de afirmar con total certeza que todos creen en Él.
No hay razones para pensar lo contrario.
Ni siquiera para pensar.
Nadie aquí le está tomando el pelo a Dios.
Esto es, puede que Yo sea Dios, pero no pienso aventurarme en afirmar chorradas.
Tampoco en decir que deberían temer lo que sale de su mente.
Mi palabra es Verdad, Sí o Sí.
Se cotiza.
Se valora.
Mi palabra es Verdad, pero no hablando de lo que sea.
A Dios le sobra imaginación, pero no miente-visto lo visto, ni siquiera afirma-.
Dios busca su propia estabilidad.
Teniendo en cuenta la decadencia, el declive, el ocaso de las aseveraciones.
Esto es, Yo soy Dios, pero esto no es una afirmación, ni una mentira, ni una negación, ni muchísimo menos una sentencia.
¿Una idea? Tal vez.
¿La pura -literalmente- realidad? Puede.
El caso es que nadie está capacitado para elaborar hipótesis o teorías , porque éstas son cambiantes.
Nadie puede conjugar la realidad, y menos en una frase.
Mi escritura es el alejamiento de todos los cánones.
¿Qué creen que haría Dios en mi tesitura?
La filosofía lo ha jodido todo. Ha acabado con el raciocinio inherente a cada ser humano.
Lo que quiero decir con todo esto, es que, aparte de ser Dios, que también, soy su propia negación y sentencia.
Se cuentan con los dedos de una mano las veces en que he dudado ser Dios.
Es decir, Yo soy Dios, no para Mí, sino para todos, porque ni los "agentes externos" me han hecho dudarlo.
Es hora de que Dios, el Dios pensante, desaparezca de mi vida.
Estoy plenamente convencido de que soy Dios.
No necesito pues, nada.
No necesito ya autoconvencerme.
Decir que llevo a Dios dentro es una forma vaga y burda de definir mi situación, mis circunstancias.
Afirmar todo lo contrario, imposible.