El poema que yo nunca escribiría

[carmen iglesia]

Todos mis muertos me hablan,
aunque me tape los oídos,
susurran en sus tumbas el dolor
y el miedo.

Tropiezan con mi nombre y lo destrozan
porque sienten hambre.

Me recuerdan veranos y sonidos,
vaginas destrozadas por la luz.

Todos mis muertos dicen que me esperan.

Que maman de mis pechos
que se beben mis vértebras.

Padre, yo no quería que murieras
aquella noche.

Porque estaba tan sola ante tu muerte,
tan campo sin estrellas,
tan poco fértil
que hasta me dio la risa
cuando aquel sacerdote misterioso me dijo:
reza porque la muerte es nuestro sur.

Desde entonces yo vivo sin la lengua.

Que se me mueran todos
para que pueda ser un rostro seco.

La muerte sólo es asco.

[José Manuel F. Febles]

Todos mis muertos me hablan,
aunque me tape los oídos,
susurran en sus tumbas el dolor
y el miedo.

Tropiezan con mi nombre y lo destrozan
porque sienten hambre.

Me recuerdan veranos y sonidos,
vaginas destrozadas por la luz.

Todos mis muertos dicen que me esperan.

Que maman de mis pechos
que se beben mis vértebras.

Padre, yo no quería que murieras
aquella noche.

Porque estaba tan sola ante tu muerte,
tan campo sin estrellas,
tan poco fértil
que hasta me dio la risa
cuando aquel sacerdote misterioso me dijo:
reza porque la muerte es nuestro sur.

Desde entonces yo vivo sin la lengua.

Que se me mueran todos
para que pueda ser un rostro seco.

La muerte sólo es asco.

Un poema hermoso en su desolación, en su propia sequedad. Estabas sola ante la muerte, tal vez la poeta no sintió risa, sino angustia ante una realidad sin nombre. Excelente imágines.

Un fuerte abrazo.

José Manuel F- Febles. Español en México

[Óscar Distéfano]

Un poema fuerte, Carmen, que emergió
de las profundidades. Me ha gustado,
con su carga de belleza y desolación.

Un abrazo.
Óscar

[Ernesto perez]

No esoy acostumbrado a leerte tan extensa y se agradece mucho, uno se columpia de tu dolor y lo hace suyo o lo comparte. Cuando algo que queremos se nos muere tambien se muere una parte de nosotros, al final somosun montoncitos de muertes huyendo de la nuestra propia, placer leerte a pesar de la oscuridad, un abrazo.

[Ignacio Fajardo]

Tienes razón, no lo escribas porque la muerte no es nada, nada, tan sólo la agonía de los vivos y asco y ausencia y dolor. Pero aparte de eso nada.

Un beso.

[carmen iglesia]

Todos mis muertos me hablan,
aunque me tape los oídos,
susurran en sus tumbas el dolor
y el miedo.

Tropiezan con mi nombre y lo destrozan
porque sienten hambre.

Me recuerdan veranos y sonidos,
vaginas destrozadas por la luz.

Todos mis muertos dicen que me esperan.

Que maman de mis pechos
que se beben mis vértebras.

Padre, yo no quería que murieras
aquella noche.

Porque estaba tan sola ante tu muerte,
tan campo sin estrellas,
tan poco fértil
que hasta me dio la risa
cuando aquel sacerdote misterioso me dijo:
reza porque la muerte es nuestro sur.

Desde entonces yo vivo sin la lengua.

Que se me mueran todos
para que pueda ser un rostro seco.

La muerte sólo es asco.

Un poema hermoso en su desolación, en su propia sequedad. Estabas sola ante la muerte, tal vez la poeta no sintió risa, sino angustia ante una realidad sin nombre. Excelente imágines.

Un fuerte abrazo.

José Manuel F- Febles. Español en México

Gracias, José Manuel... el poema a mí no me gusta nada... ni siquiera siento que tenga mucho que ver conmigo, lo escribí casi de un tirón y necesitaría correcciones (o eso creo) pero se acerca el aniversario de la muerte de mi padre que por casualidades que tiene la vida se murió conmigo a solas... Y yo era muy muy joven. Hay una Carmen antes de esa noche y una Carmen después de esa noche... Sentí cómo me hacía mayor de golpe...
En fin... Todos hemos vivido experiencias similares, no soy la única... Es, además, en esos momentos cuándo entiendes lo que supone vivir en toda la extensión de la palabra.


Abrazos. Y gracias otra vez,

Carmen

[Iben Xavier Lorenzana]

.

Desde luego es un poema que a nadie le gustaria de escribir. Yo defini' la muerte de mi madre como un parto al reves que duele muchisimo. Estaba en la isla de Saint Christopher Kitts negociando el proyecto de un hotel cuando me llego' la noticia y esos son realmente recuerdos que uno nunca puede borrar de su memoria. En verdad en un cierto momento de nuestra existencia nos consideramos invulnerables al sufrimiento, porque no hemos enterrado a nadie, pero cuando esto sucede nos enfrentamos a lo inexorable. Ese por cierto es el unico entierro al que asisti' en mi vida. El tema de la muerte que a muchos poetas les gusta de abordar a veces con exceso no es uno de mis favoritos, sin embargo se' muy bien que un dia nos llegara' a todos, aunque yo me dedique escencialmente a vivir a tirarle a la vida todos sus aspectos positivos. Me han conmovido mucho tus letras. Enhorabuena por el poema, si es que se puede decir eso en estos casos...

Un besote - Iben Xavier

.

[Tristany Joan Gaspar]

Todos mis muertos me hablan,
aunque me tape los oídos,
susurran en sus tumbas el dolor
y el miedo.

Tropiezan con mi nombre y lo destrozan
porque sienten hambre.

Me recuerdan veranos y sonidos,
vaginas destrozadas por la luz.

Todos mis muertos dicen que me esperan.

Que maman de mis pechos
que se beben mis vértebras.

Padre, yo no quería que murieras
aquella noche.

Porque estaba tan sola ante tu muerte,
tan campo sin estrellas,
tan poco fértil
que hasta me dio la risa
cuando aquel sacerdote misterioso me dijo:
reza porque la muerte es nuestro sur.

Desde entonces yo vivo sin la lengua.

Que se me mueran todos
para que pueda ser un rostro seco.

La muerte sólo es asco.

Genial, magistral
escalofriante poema
me has dejado mudo.
No sabes como me ha gustado.
Mis felcitaciones Carmen y un fuerte abrazo.

Joan

[Emilio Aparicio]

Todos mis muertos me hablan,
aunque me tape los oídos,
susurran en sus tumbas el dolor
y el miedo.

Tropiezan con mi nombre y lo destrozan
porque sienten hambre.

Me recuerdan veranos y sonidos,
vaginas destrozadas por la luz.

Todos mis muertos dicen que me esperan.

Que maman de mis pechos
que se beben mis vértebras.

Padre, yo no quería que murieras
aquella noche.

Porque estaba tan sola ante tu muerte,
tan campo sin estrellas,
tan poco fértil
que hasta me dio la risa
cuando aquel sacerdote misterioso me dijo:
reza porque la muerte es nuestro sur.

Desde entonces yo vivo sin la lengua.

Que se me mueran todos
para que pueda ser un rostro seco.

La muerte sólo es asco.

La escritura, para muchos - entre los que me incluyo- resulta ser el hallazgo de una resignacion que de un tiempo a esta parte, y, sin ser demasiado conscientes, hemos ido aceptando poco a poco. La diferencia es que algunos nos resignamos de forma pasiva, quedamos callados, sin voz, ante esa intrascendencia dolorosa que, desgraciadamente ya nos ha dañado: lo mejor es no hurgar en la herida -pensamos...Sin embargo, en tu poesia, esa resignacion de la que hablo - que tambien esta presente- tiene, sin duda, un elemento beligerante, violento, no se arrincona tras haber recibido el golpe y se defiende con uñas y dientes ante los postulados del convencionalismo ¿religioso, politico de la ortodoxia social...? Es una resignacion activa, sin duda. La muerte para algunos valientes nunca sera trascendencia, tal solo asco...Pero solo para los muy valientes, Carmen. Un abrazo y gracias por tu poesia.

[Ana Clavero]

No debías de haberlo escrito. Al menos, no en este momento.

Siento haber sido la inductora, aunque haya sido involuntariamente.

Yo me conozco todo lo que has escrito y he visto tu evolución desde hace cerca de tres años. Si hay gente que no ve más allá de sus narices, no es tu problema. Esta vida es demasiado corta y demasiado puñetera para estar perdiendo el tiempo en tonterías. Así que ya sabes, escribe de lo que te salga del moño.

Te envio un besazo desde esta orillita, hoy también fría.

[Ramón Carballal]

Un poema que nace del dolor, la rabia y la impotencia. Esas son las sensaciones que todos tenemos cuando se nos va un ser querido. Tú lo has descrito de forma extraordinaria. Este poema es una prueba evidente de la variedad de tus registros poéticos. Enhorabuena y un beso.

[Gustavo Cavicchia]

Es un gran poema Carmen, muy sentido y muy rebelde; la muerte es parte de la vida, no existiríamos sin ella, ni lo bueno, ni lo malo, que nos toca a cada uno existiría tampoco.

Mis respetos por tu papá.

Saludos.

[Jaume vendrell KYUSS]

Todos mis muertos me hablan,
aunque me tape los oídos,
susurran en sus tumbas el dolor
y el miedo.

Tropiezan con mi nombre y lo destrozan
porque sienten hambre.

Me recuerdan veranos y sonidos,
vaginas destrozadas por la luz.

Todos mis muertos dicen que me esperan.

Que maman de mis pechos
que se beben mis vértebras.

Padre, yo no quería que murieras
aquella noche.

Porque estaba tan sola ante tu muerte,
tan campo sin estrellas,
tan poco fértil
que hasta me dio la risa
cuando aquel sacerdote misterioso me dijo:
reza porque la muerte es nuestro sur.

Desde entonces yo vivo sin la lengua.

Que se me mueran todos
para que pueda ser un rostro seco.

La muerte sólo es asco.

solo asco y dolor carmen...me gusto lo de los destrozos , las vertebras, vaginas , pechos, etc...estas palabras divinas le dan esa fuerza alos poemas que tanto me gusta...aunque deduzco que este poema, te ha dolido escribirlo, la muerte es una mierda...lo siento....un abrazo

[carmen iglesia]

Un poema fuerte, Carmen, que emergió
de las profundidades. Me ha gustado,
con su carga de belleza y desolación.

Un abrazo.
Óscar

A lo mejor no debí haberlo escrito... lo hice demasiado furiosa pero cómo estoy llena de defectos ahí se queda...

Gracias, Oscar.

Carmen

[carmen iglesia]

No esoy acostumbrado a leerte tan extensa y se agradece mucho, uno se columpia de tu dolor y lo hace suyo o lo comparte. Cuando algo que queremos se nos muere tambien se muere una parte de nosotros, al final somosun montoncitos de muertes huyendo de la nuestra propia, placer leerte a pesar de la oscuridad, un abrazo.

Ni siquiera yo estoy acostumbrada a leerme tan extensa, jajaja... Y sí, la muerte es un asco, el mayor de todos... lástima que, a veces, mientras estamos vivos nos olvidemos de ciertas cosas y perdamos el tiempo en boberias...

Gracias, Ernesto...

Un abrazote,

Carmen