Borbotea la luz
en los telares del silencio,
cuando al quedarme en tu lengua
te percibo tejiéndome la sombra…
A medida que me abordas,
bordas mi vestido azulado
y entre mis dedos se vierte
la esplendente fracción de tu carne…
Al tocarme
veo venir los senderos alados,
la calidez del horizonte
en la hora dorada…
Mi alma estremece
al elevarse a tu infinito,
brillando al unísono
con tu figura…
La oscuridad se enciende
y la nocturna ceremonia
consagrados a su nombre
nos sostiene…