El Corte Inglés

[Ramón Carballal]

Accedí en el horario de las seis.

Nada en los bolsillos
solo hambre y sudor
en el naufragio de un día de julio.

Aire de nieve, besos de pingüino,
rumores de estiércol
en la camada que se adentra o sale
-planta uno-.

Ya, sí, el brillo de carnavales en jaulas de cristal,
bisutería de entretiempo, marroquinería alada,
pañuelos de grecas azules
y un ruiseñor en las espitas del altavoz blanco.

Subir al arrollo de los vestidos
-planta cuatro- cadáveres sin esqueleto
en las perchas y esponjosas muestras de lana y tul,
de fibras en arrullo o maniquís dudosos.

“Mamá, tú no lo entiendes”
-el uniformado ejemplo del tótem
advierte que lo imposible es su tarea-.
Lo sabía, lo sabía, lo sabía…

Resulta tan estrecho el símil del paraíso,
marionetas o títeres, el menaje sonríe,
los libros son granos de un abedul insomne,
la tecnología reclama
la festividad infantil de todos los sueños.

Y yo que nací deporte dibujo con mis pies la habilidad del ciclista,
la bota perdida del niño feliz
-planta siete-.

Al bajar la escalera mecánica
imagino el rumor de los espacios húmedos,
un claro de luna en el trigal donde acostarme
con las alas plegadas y una sonrisa libre
en los omoplatos.

¿Qué quieres que te diga?

Es tan extraño que se me antoja genial.

He subido cada planta contigo y contigo he visitado cada sección. Tienes una imaginación y un cerebro encomiable.

Has dejado a la venta, en unos grandes almacenes, tu maravillosa escritura.

Inimaginable en poema, excelente en belleza.

Un abrazo.

Gracias, Alejandro, por tu lectura y palabras. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Al bajar la escalera mecánica
imagino el rumor de los espacios húmedos,
un claro de luna en el trigal donde acostarme
con las alas plegadas y una sonrisa libre
en los omoplatos.

Todo el poema es una descripción del agobiante paso por un establecimiento de este tipo. Agobiante, sí, y has transmitido la sensación perfectamente, Ramón. El frío de nieve que se nota al entrar se convierte en calor desértico en los probadores, nunca lo he entendido.
Una maravilla leerte, amigo, y el respiro de alivio de esta estrofa es genial.
Un abrazo grande.

Gracias, Marisa, por tu lectura y palabras. Me salté tu comentario sin darme cuenta. Disculpa y un abrazo.

[Jerónimo Muñoz]

Amigo Ramón:
Me alegra mucho comprobar cómo pasas de lo críptico a lo explícito, de lo erudito a lo muy asequible, del surrealismo (o así) al realismo. Siempre envidié a los que saben tocar todas las teclas del piano.
Tu poema está sembrado de multitud de hallazgos creativos y me parece muy original en su tema y en su forma. Te felicito.
Abrazos.
Jerónimo

[Ramón Carballal]

Amigo Ramón:
Me alegra mucho comprobar cómo pasas de lo críptico a lo explícito, de lo erudito a lo muy asequible, del surrealismo (o así) al realismo. Siempre envidié a los que saben tocar todas las teclas del piano.
Tu poema está sembrado de multitud de hallazgos creativos y me parece muy original en su tema y en su forma. Te felicito.
Abrazos.
Jerónimo

Agradezco tu amable comentario. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

muy buen poema.la perplejidad ante lo extraño, y aunque no conozco el sitio al que alude y en el que se inspira, imagino mucho a partir de tus letras, abrazos

Gracias, Ronald. Me alegra que te haya gustado el poema. Un abrazo.