DE NADA SIRVE LA PUERTA CERRADA:
seres enlutados
corren,
trepan
a la mesa,
crecen
en la humedad de la pared
hasta la inundación,
cantan,
bajo las baldosas del patio.
El frío se me hizo carne
en los azulejos del cuerpo.
Florecido de tumbas,
grito solo,
por la piel encarcelada
en todo el mar
de mi incoherencia.
Quise tragar soles
en un intento suicida
pero sólo logré largas horas
de fiebre maldita.
23/06/2007.