
Como un cisne de cuello retorcido,
tu canción es el lago de las ondas concéntricas
en el que otro relieve
periférico
refleja, blanquiazul, tu filmina.
La historia de tu arte es tan efímera
como una detonación
en el aura,
cuando tu fábula me habla de piraustas y unicornios,
de ángeles de la guarda
y bocanadas,
de témperas y crayones con los que armar arco iris,
y me clavo tu ausencia con poemas,
y puedo comprender a las ballenas que intentan hablar con submarinos,
e incluso sentir la miseria en los ojos de una paloma picando pan reseso.
Me convierto en mi cuerpo solo si me masturbo.
El resto para mí es poesía que me opera como un neurocirujano.