Ninguna cacatúa reproduce tu risa,
como ningún recuerdo se atraganta en el viento,
somos solo esa obtusa sensación, esa brisa
que no encuentra el verano por el pasillo lento,
donde una huella llora por su lágrima lisa
como desposeída arruga sin lamento,
estrella que conmueve y florece deprisa,
huerto de transparente ventana al firmamento.
Es esa infinitud que reposa en tus ojos,
como un pulpo sin rocas que se abraza a la red,
una gama de grises sobre latidos rojos,
me convenzo de ti, lenguaje de mi sed.
Caminan sobre el agua peces de versos cojos,
tu saliva me clava, me clava a la pared.