Una tarde cualquiera

[C.P. Fernández]

Después de recorrer sin descanso tus calles
- él con su paso inmenso, yo corriendo a su lado -
al doblar una esquina, en medio de una plaza
o en mágico claro de algún parque
brotaban de repente.
Parece que estuvieran esperando mi sed.

No sé cuántas escondes todavía.
Algunas que recuerdo
ya no existen.
Tampoco existen ya las manos de mi padre
donde beber el agua que ofrecían
generosas tus fuentes
una tarde cualquiera de un lejano Madrid.

[Hallie Hernández Alfaro]

Tampoco existen ya las manos de mi padre,
ese cuenco perfecto
donde beber el agua generosa
que ofrecía cualquiera de tus fuentes
una tarde cualquiera de un lejano Madrid.


Siguen allí, estoy segura; han cambiado de forma, han elegido venerar esa luz muy fina que se cuela en los portales...

Es un poema llenísimo de afectividad, Celia. Celebro haberlo leído.

Abrazos y felicidad.

[M. Sánchez]

Bello y cercano poema, Celia. La poesía permite llegar con pocas palabras al corazón. Y si se sabe hacer además lo consigue muy rápidamente.
Ha sido un gusto de lectura.

Un fuerte abrazo.

[Ana Muela Sopeña]

Un hermoso poema lleno de sentimientos entrañables, Celia.

Felicidades
Un beso
Ana

[Ramón Carballal]

Hermoso y bien plasmado recuerdo. Un abrazo.

[Ignacio Mincholed]

Un fresco regalo en el paseo poético. Muy bello, Celia.

Un abrazo.
Ignacio

[Pilar Morte]

La relación de la vida actual con el recuerdo me ha parecido fantástica. Me gustó
Besos
Pilar

[Guillermo Cumar.]

Qué recorrido agradable y bueno por los recuerdos sanos, necesarios y agridulces., amiga.

Un abrazo

[C.P. Fernández]

Muchas gracias, Hallie, siempre tan amable.

Un abrazo.

[C.P. Fernández]

Muy agradecida, Manuel. Aprecio tus palabras.

Un abrazo.

[Carmen Pla]

Conmovedor poema, Celia.
Trasmite emoción con alta dosis de añoranza y recuerdo.
Un abrazo

[C.P. Fernández]

Agradezco mucho tus palabras, Ana.

Un abrazo.

[C.P. Fernández]

Muchas gracias, Ramón.

Un abrazo.

[Óscar Distéfano]

Después de recorrer sin descanso tus calles
- él con su paso inmenso, yo corriendo a su lado -
al doblar una esquina, en medio de una plaza
o en mágico claro de algún parque
brotaban de repente.
Parece que estuvieran esperando mi sed.

No sé cuántas escondes todavía.
Algunas que recuerdo
ya no existen.
Tampoco existen ya las manos de mi padre,
ese cuenco perfecto
donde beber el agua generosa
que ofrecía cualquiera de tus fuentes
una tarde cualquiera de un lejano Madrid.

Un hermoso poema de la nostalgia, de los recuerdos casi intrascendentes que, sin embargo, marcan a fuego nuestra memoria. El modo narrativo abre las puertas del mensaje para su fácil aprehensión, y para sentir en cada verso una intensa emoción.

Un abrazo fraterno.
Óscar

[Silvia Savall]

Después de recorrer sin descanso tus calles
- él con su paso inmenso, yo corriendo a su lado -
al doblar una esquina, en medio de una plaza
o en mágico claro de algún parque
brotaban de repente.
Parece que estuvieran esperando mi sed.

No sé cuántas escondes todavía.
Algunas que recuerdo
ya no existen.
Tampoco existen ya las manos de mi padre,
ese cuenco perfecto
donde beber el agua generosa
que ofrecía cualquiera de tus fuentes
una tarde cualquiera de un lejano Madrid.

Me ha emocionado muchísimo tu poema. Te felicito por escribir así.
Abrazos grandes.