
La pluma se resbala entre los dedos,
el hueco de la mano está vacío, convertido en una isla.
Es el obligado estipendio pagado por tu ausencia.
No existe verdad cautiva que nos aleje
ni falaz mansedumbre que nos acerque,
sólo pervive el lenguaje de tactos,
única raíz vertebradora de inveterados sueños.
Han quedado romas las palabras
al socaire de sombras que flotan en las sienes
y su mudez,es alfombra extendida
por las lejanas esquinas que conducen al olvido.
Por eso estoy así,
en caída vertical hacia el abismo impenetrable,
escuchando los oscuros rumores que el silencio
va dejando entre grietas de sollozos y lamentos.
*Andros