
End of Time
No quedará en la noche una estrella.
No quedará la noche.
Moriré y conmigo la suma
del intolerable universo.
Borraré las pirámides, las medallas,
los continentes y las caras.
Borraré las pirámides, las medallas,
los continentes y las caras.
Borraré la acumulación del pasado.
Haré polvo la historia, polvo el polvo.
Estoy mirando el último pájaro.
Lego la nada a nadie.
JL Borges
Veo las últimas estrellas.
Sumida en un extraño suspenso,
el índigo descodifica el asombro
de tan arcano desencuentro.
Es la época del regocijo,
un par de zapatos nuevos cuelga del árbol de navidad,
debajo de sus ramas, acurrucada,
una muñeca se chupa el pulgar.
El perrito con suéter rojo,
da vueltas como el trompo de Hanukkah,
de tanta alegría se orina en el pesebre,
son emociones que no podemos evitar.
Cuando me aparto de la vidriera
el callejón me atrae
es otro túnel iluminando al poema
privado de sus derechos,
que atraviesa para escribir un suicidio borgesiano.
Cosa de locos o del desespero por gritar
como un recién nacido,
o un gato entre las bolsas de basura.
Busco además a la super luna que pronosticaron antenoche,
entre un tropel de sombras
alcanzo vislumbrar un circulo borroso
que en nada se compara con las lenguas ardientes
que laman los pies de California.
Entre secreteos blancos,
tartamudeando palabras de sabiduría,
palabras de una blancura ininteligible,
me aflige una espada sobre la superficie
de un charco en medio de todo
cuanto me punza.
Una curva del tiempo
donde perdí los dígitos.
En otra de esas vueltas, una inmensa pantalla
se llena de slogans como lucífugos
que quieren orientarse.
Es el fin del Tiempo, por lo menos,
del insecto del fin, es la condena.
E.R.A.