Sobre su cutis juguetea la brisa,
Es su melena rubia y ondulada
Y rojo es el clavel de su sonrisa.
De tal modo me aturde y enajena
Que hace un nudo invisible a mi garganta,
Me deja el corazón muerto de pena,
Es tanto ese cariño que me espanta.
Paso rozando el aire de su estilo
De amapola, jazmín y yerbabuena,
Con su porte juncal de clavellina.
Su mirada me tiene siempre en vilo,
Dictadora de amor que me condena
A vivir sin su amor en una esquina.
Rafael 9 de octubre del 2003
Nota.- Es potestad del poeta comenzar los versos con minúscula
o mayúscula.