Un caballo de cartón que yacía en la playa

[Jerónimo Muñoz]

Un caballo de cartón que yacía en la playa
miró el mar con sus ojos de resina y perlas rotas
hasta que las algas podridas de la orilla
lo cubrieron con la sangre gris de la desilusión.
Un tropel de vírgenes, desnudas de pericia,
se acercaron al mar para verter en las aguas
sus ánforas de engrudo y goma arábiga.
Unas ranas croaron, unos toros mugieron.
Se puso el sol detrás del hambre de los necios
y un joven sin sus gafas se levantó
y se fue, golpeándose en todas las espumas.
La cola de la veleta se rompió
y su punta engañó a los navegantes
señalándoles un viento anaranjado.
Volver hacia el calor de los pájaros
fue la decisión de los adolescentes,
pero una algarabía de gaviotas insomnes
los hizo chapotear en los lodos de la libido.
Una garganta agónica emitió su quejido de amor
pero quedó sofocado por el estruendo
de las guitarras eléctricas.
Un violín sin cuerdas y sin manos
cayó desde la torre y se hizo añicos.

[Guillermo Cumar.]

Sobre el caballo de cart´´on qué bonito inspiración dibujas dando forma a la imaginación y al experimento.
Me han gustado tus formas y el detalle de la pluma que vuelve a la naturaleza de la metáfora fluida y el
color de la palabra que se rompe para restablecerse.

Un abrazo

[Hallie Hernández Alfaro]

Cuánta riqueza conforma el poema; es un festín de significados y colores, de movimiento y explosión. Las figuran saltan los corredores más empinados, las aguas más valientes, los síntomas más brillantes.
El caballo mojado de mar, las ranas fertlizando el horizonte, las vírgenes, los adolescentes, el amor en la garganta. Ese violín que muere o incursiona en su rotura...
Me gusta mucho el manejo que haces de cada cuerda que tensa las vocales de este gran trabajo. Altísimas dosis de belleza, querido amigo.

Beso grande y gracias por compartir.

[Óscar Distéfano]

Un caballo de cartón que yacía en la playa
miró el mar con sus ojos de resina y perlas rotas
hasta que las algas podridas de la orilla
lo cubrieron con la sangre gris de la desilusión.
Un tropel de vírgenes, desnudas de pericia,
se acercaron al mar para verter en las aguas
sus ánforas de engrudo y goma arábiga.
Unas ranas croaron, unos toros mugieron.
Se puso el sol detrás del hambre de los necios
y un joven sin sus gafas se levantó
y se fue, golpeándose en todas las espumas.
La cola de la veleta se rompió
y su punta engañó a los navegantes
señalándoles un viento anaranjado.
Volver hacia el calor de los pájaros
fue la decisión de los adolescentes,
pero una algarabía de gaviotas insomnes
los hizo chapotear en los lodos de la libido.
Una garganta agónica emitió su quejido de amor
pero quedó sofocado por el estruendo
de las guitarras eléctricas.
Un violín sin cuerdas y sin manos
cayó desde la torre y se hizo añicos.

Exquisito poema de imágenes deslumbrantes. Una imaginación portentosa, utilizando el recurso de las metáforas surreales, y sin perder la brida de la razón, ha creado este atrapante triunfo del estro. Es una lección magistral del arte de componer el poema ultramoderno. Creo que varios compañeros estamos tratando de llegar a este grado de expresión. Te felicito, compañero. Me ha encantado la sutileza abrumadora de esta inspiración.

Un abrazo y mis aplausos.
Óscar.

[Ramón Castro Méndez]

Exquisito poema cargado de simbolismo que se adorna de unas imágenes potentes y de ricas metáforas. Todo un placer de lectura.
Mi enhorabuena por tanta belleza.
Un abrazo.

[Jerónimo Muñoz]

Sobre el caballo de cart´´on qué bonito inspiración dibujas dando forma a la imaginación y al experimento.
Me han gustado tus formas y el detalle de la pluma que vuelve a la naturaleza de la metáfora fluida y el
color de la palabra que se rompe para restablecerse.

Un abrazo

Gracias, Guillermo, forista incansable, esmerado y erudito poeta. Que tú, exhibidor de un estilo tan distante a este poema, hayas podido encontrar en él el color de la palabra, te honra a ti más que a mí tus elogios.
Abrazos.
Jerónimo

[E. R. Aristy]

Un caballo de cartón que yacía en la playa
miró el mar con sus ojos de resina y perlas rotas
hasta que las algas podridas de la orilla
lo cubrieron con la sangre gris de la desilusión.
Un tropel de vírgenes, desnudas de pericia,
se acercaron al mar para verter en las aguas
sus ánforas de engrudo y goma arábiga.
Unas ranas croaron, unos toros mugieron.
Se puso el sol detrás del hambre de los necios
y un joven sin sus gafas se levantó
y se fue, golpeándose en todas las espumas.
La cola de la veleta se rompió
y su punta engañó a los navegantes
señalándoles un viento anaranjado.
Volver hacia el calor de los pájaros
fue la decisión de los adolescentes,
pero una algarabía de gaviotas insomnes
los hizo chapotear en los lodos de la libido.
Una garganta agónica emitió su quejido de amor
pero quedó sofocado por el estruendo
de las guitarras eléctricas.
Un violín sin cuerdas y sin manos
cayó desde la torre y se hizo añicos.

Casi siempre se rompen las cosas, e gastan, expira su curso. Describes las mil facetas de la desilusión, gran poeta! ERA

[Pablo Ibáñez]

Jerónimo,

me gustan mucho esas imágenes plenas de color y riesgo. El poema no descansa, las imágenes bailan una tras de otra completando un conjunto de calidad.

Un abrazo

[Pilar Morte]

Me encantó como se desliza el simbolismo en las logradas imágenes, como nos llevas a través de ellas al mundo real. Felicidades, eres un lujo en Alaire.
Abrazos
Pilar

[Marimar González]

Me ha encantado el poema con la figura del caballito tan llena de ternura que abre el camino a las siguientes imágenes impactantes y plenas en su simbolismo.
Saludos, Jerónimo

[Francisco López Delgado]

Utilizas las imágenes literarias, como pinceladas de colores para dibujar tu sentimiento con una belleza que acaricia el alma Me ha encantado -como todo lo que escribes.- Abrazos.

[Jerónimo Muñoz]

Cuánta riqueza conforma el poema; es un festín de significados y colores, de movimiento y explosión. Las figuran saltan los corredores más empinados, las aguas más valientes, los síntomas más brillantes.
El caballo mojado de mar, las ranas fertlizando el horizonte, las vírgenes, los adolescentes, el amor en la garganta. Ese violín que muere o incursiona en su rotura...
Me gusta mucho el manejo que haces de cada cuerda que tensa las vocales de este gran trabajo. Altísimas dosis de belleza, querido amigo.

Beso grande y gracias por compartir.

Cuando colgaba este poema, sabía que a ti te podría gustar. Su tinte (y su alma) surrealista es algo que da color también a tu poesía, aunque, claro, tú le das tu matiz maestro.
Muchas gracias. Hallie. Compartir contigo es un honor.
Besos.
Jerónimo

[Silvia Savall]

Un caballo de cartón que yacía en la playa
miró el mar con sus ojos de resina y perlas rotas
hasta que las algas podridas de la orilla
lo cubrieron con la sangre gris de la desilusión.
Un tropel de vírgenes, desnudas de pericia,
se acercaron al mar para verter en las aguas
sus ánforas de engrudo y goma arábiga.
Unas ranas croaron, unos toros mugieron.
Se puso el sol detrás del hambre de los necios
y un joven sin sus gafas se levantó
y se fue, golpeándose en todas las espumas.
La cola de la veleta se rompió
y su punta engañó a los navegantes
señalándoles un viento anaranjado.
Volver hacia el calor de los pájaros
fue la decisión de los adolescentes,
pero una algarabía de gaviotas insomnes
los hizo chapotear en los lodos de la libido.
Una garganta agónica emitió su quejido de amor
pero quedó sofocado por el estruendo
de las guitarras eléctricas.
Un violín sin cuerdas y sin manos
cayó desde la torre y se hizo añicos.

Sin lugar a dudas un poema magnífico de principio a fin.
Las metáforas son maravillosas.
Te admiro compañero.
Un abrazo grande.

[Jerónimo Muñoz]

Exquisito poema de imágenes deslumbrantes. Una imaginación portentosa, utilizando el recurso de las metáforas surreales, y sin perder la brida de la razón, ha creado este atrapante triunfo del estro. Es una lección magistral del arte de componer el poema ultramoderno. Creo que varios compañeros estamos tratando de llegar a este grado de expresión. Te felicito, compañero. Me ha encantado la sutileza abrumadora de esta inspiración.

Un abrazo y mis aplausos.
Óscar.

Amigo Óscar:
Desbordas con tus elogios el vaso de mis expectativas y me das una enorme dosis de ese ánimo del que no ando muy sobrado estos días. Gracias, querido compañero, poeta y maestro.
Abrazos cordiales.
Jerónimo

[José Manuel F. Febles]

Ante este exquisito poema, pleno de belleza y de modernidad, primero te aplaudo, y luego, mi querido poeta-maestro y amigo, te envío un tremendo abrazo, que conjuga mi admiración y respeto. Ya son son varios los compañeros que se han admirado como yo, por tu destreza y riquezas metafóricas.
Reitero mi sincero abrazo.

José Manuel F. Febles