ni tejas, ni entresijos de madera,
ni frondas madreselvas, ni ribera,
para hacer con amor un muelle lecho.
Dos palomas torcaces se lo han hecho
en mi balcón do tengo enredadera,
ese rosal que brota en primavera,
y una palmera al lado de un helecho.
Han creado su hogar, y allí la vida
incuban, con bravura inigualada.
Yo les he puesto un poco de comida,
por ver de sus pichones la volada
primera, hacia el misterio de la vida
que a toda criatura nos es dada