Nuevo aporte a la locura

[Marius Gabureanu]

Te tuve que decir que las rosas
eran un termómetro del abandono
aquel día que los saltamontes
inundaron el jardín.
Desde el rincón donde solía fumar
entre jarras de barro y torsos de yeso,
te vi inclinada sobre la decadencia
y vi preguntas en tus ojos
capaces de quebrar la tarde.
La cosa iba bien entre nosotros,
tanto que de vez en cuando los saltamontes huían
de mi cuerpo hacia el tuyo
y nos reíamos de la extraña coincidencia de existir
tan cerca a nuestras sombras.
Te dije, Claudia, ¡cuidado con los saltamontes
que son arma divina
y cuidado con las rosas maceradas
de un silencio que no perdona!
La menstruación no te había llegado, aún.
La materia, tal vez, acertaba
ser un desperdicio de saltamontes
¿pero nosotros, a quién le debíamos esa muerte tan lenta?
Los saltamontes devoran primero a su conciencia, dijiste.
Pero ya eran cáscaras grises colgando de los vástagos.
Te amaba mucho, Claudia,
tanto que las recogí todas
e hice un collar de saltamontes secos
que ojalá le dé pesadillas
a quien te bese ahora, mientras invento
la religión de perderte.

[Armilo Brotón]

Cualquier aporte a la locura me entusiasma, hace que me sienta como esos niños protagonistas de tu poema: entusiasmado, con los ojos llenos de asombro. Me gusta ver con ojos nuevos todo y rediseñarlo, tal como trabajas en esos jardines que me hacen soñar. Con saltamontes que dejan su color en las paredes del otoño para que no me deprima más.
Un abrazo grande amigo.

[Marius Gabureanu]

Muchas gracias, estimado amigo, por acompañarme en esta madrugada. Son las tres y no tengo sueño. Muy hermoso comentario me has regalado. Me voy hacer un café bien negro y escribo a esta noche en la lista de noches blancas, si es que me queda espacio. Mis abrazos, Armilo.

[Guillermo Cumar.]

El surrealismo y la locura andan de la mano a menudo pero también pelean por destacar y emanciparse.

Un abrazo. Tus peleas son imaginarias y emocionales.
Un abrazo

[Hallie Hernández Alfaro]

Es mi quinta lectura a este monumento versal; cómo duele, cómo impresionan sus voces roncas, su alud de lágrimas disecadas en el penar de los saltamontes.

Honestamente, Marius, me parece una maravilla.

Abrazo enorme.

[Silvia Savall]

Tu poema es un ir y venir de emociones.
Cala hasta la médula.
Qué grande eres compañero.
Inmensamente feliz de leerte.

Abrazos

[Marius Gabureanu]

Muchas gracias, Guillermo, por leer y dejar huella. Creo que ha llegado la época de los saltamontes. Mis abrazos.

[Pablo Rodríguez Cantos]

Qué bien que haya subido este poema que tanto me ha gustado. Al avanzar en la lectura las rosas y los saltamontes se van cargando de nuevos significados. ¡Tomo nota, Marius! ¡Cuánto disfruto y aprendo cada vez que te leo! Genial.

[E. R. Aristy]

Te tuve que decir que las rosas
eran un termómetro del abandono
aquel día que los saltamontes
inundaron el jardín.
Desde el rincón donde solía fumar
entre jarras de barro y torsos de yeso,
te vi inclinada sobre la decadencia
y vi preguntas en tus ojos
capaces de quebrar la tarde.
La cosa iba bien entre nosotros,
tanto que de vez en cuando los saltamontes huían
de mi cuerpo hacia el tuyo
y nos reíamos de la extraña coincidencia de existir
tan cerca a nuestras sombras.
Te dije, Claudia, ¡cuidado con los saltamontes
que son arma divina
y cuidado con las rosas maceradas
de un silencio que no perdona!
La menstruación no te había llegado, aún.
La materia, tal vez, acertaba
ser un desperdicio de saltamontes
¿pero nosotros, a quién le debíamos esa muerte tan lenta?
Los saltamontes devoran primero a su conciencia, dijiste.
Pero ya eran cáscaras grises colgando de los vástagos.
Te amaba mucho, Claudia,
tanto que las recogí todas
e hice un collar de saltamontes secos
que ojalá le dé pesadillas
a quien te bese ahora, mientras invento
la religión de perderte.

Me ha maravillado tu gran ingenio, Marius. Un aporte a la locura que bien puede salvarnos del peor de los pecados: La racionalización. Te felicito. ERA

[J. J. Martínez Ferreiro]

Ahí estás tu!!! amigo Marius, retorciendo el verso para que extraiga su último jugo, su más valioso elixir.

Todo un placer de lectura, querido amigo.

Un fuerte abrazo.

[Guillermo Cumar]

De músicos, poetas y locos todos tenemos un poco. Me felicitación y mi alabanza.

Un abrazo

[Guillermo Cumar]

De músicos, poetas y locos todos tenemos un poco. Me felicitación y mi alabanza un soneto de cuerpo entero

Un abrazo

[Guillermo Cumar]

Me ha llegado a través de ti el abrazo de la luz y te doy las gracias por tan carismático poema en forma de soneto.

Un abrazo A TU LOCURA Y A LA MIA.