Carta de Lord Henry a Dorian Gray

[Hallie Hernández Alfaro]

Hay dos poemas enormes tuyos hoy en primera página.

Un lujo acceder a sus lecturas.

Tanto Dorian Grey como Claudio, me obsesionaron muchísimo en mi adolescencia; por eso quizá, me emociona tanto verles aquí, en una obra madura y pulcra.

Aplausos y felicitaciones, querido Ramón.

[Ramón Carballal]

Hay dos poemas enormes tuyos hoy en primera página.

Un lujo acceder a sus lecturas.

Tanto Dorian Grey como Claudio, me obsesionaron muchísimo en mi adolescencia; por eso quizá, me emociona tanto verles aquí, en una obra madura y pulcra.

Aplausos y felicitaciones, querido Ramón.

Muchas gracias, Hallie, por el comentario que me dejas. Un fuerte abrazo.

[Rafel Calle]

Muy bello trabajo de Ramón.

[Ramón Carballal]

Muy bello trabajo de Ramón.

Gracias, Rafel. Un abrazo.

[Ventura Morón]

Un hermoso trabajo amigo, al que es un gusto asomarse.
Enhorabuena y un abrazo

[Ramón Carballal]

Un hermoso trabajo amigo, al que es un gusto asomarse.
Enhorabuena y un abrazo

Gracias, Ventura. Un abrazo.

[Rafel Calle]

Los mejores poemas de Ramón Carballal, en Alaire.

[Ramón Carballal]

Los mejores poemas de Ramón Carballal, en Alaire.

Gracias, Rafel. Un abrazo.

[Armilo Brotón]

Una maravilla de poema querido amigo.
¡Qué recreación lírica bajo tu sensible y particular mirada!
Imágenes poderosas y justas.
¿Para cuándo el próximo?
Un abrazote

[Rafel Calle]

Arriba con "Carta de Lord Henry a Dorian Gray", una de las grandes obras publicadas en Alaire.

[E. R. Aristy]

Nunca pensé en la perfección o la inmortalidad.

Un cuadro es solo un dibujo
que la inconsciencia del pintor dimensiona.

Si fuiste tú este dios de perfiles de asombro,
si la vanagloria del pincel encuentra un mito en la noche
y rescata de los misterios
la insoluble candidez de lo eterno
no me culpes.

Tú que entre las frases has adquirido
la forma del mármol,
tú que ambicionas una máscara
que no elija entre el hoy y el mañana
podrás inventar una luz que nunca llore,
que sea la linterna que resucita el mundo,
con su fulgor sin sombra
y sus cánticos alados.

Todo jardín necesita la plegaría de la vida
y qué es la vida sin un don,
el placer que se arrodilla ante un labio,
la proximidad de los cuerpos
que buscan su centro incólume,
quizá la insolencia de la humana desdicha
o la debilidad que asoma
en los corazones entregados.

Ninguna de esas mujeres
comprendió la felicidad de una llama eterna,
solo fueron candor o deseo,
el insomnio tras la aventura de poseer
una piel que va a morir
después de haber probado tu ceniza.

En la memoria de este cuchillo
quedará la locura de una belleza sin molde,
la sospecha de que existe una doblez
que te mira desde el suelo,
roto el lienzo donde la muerte confunde
el frenesí de un pacto que al fin arrastra
en su alud tu miseria.

Cómo no haber leído esta magnífica obra antes? Me alegra encontrarla hoy cuando el mundo arde y la belleza es est, este poema a la esencia eterna del ser, este suplicio en vida, este añejado vino de salud espiritual. Un abrazo grande, bello Ramón Carballal.

[Ramón Carballal]

Una maravilla de poema querido amigo.
¡Qué recreación lírica bajo tu sensible y particular mirada!
Imágenes poderosas y justas.
¿Para cuándo el próximo?
Un abrazote

Gracias, Miguel. De momento no hay próximo. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Arriba con "Carta de Lord Henry a Dorian Gray", una de las grandes obras publicadas en Alaire.

Gracias, Rafel, por el impulso. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Nunca pensé en la perfección o la inmortalidad.

Un cuadro es solo un dibujo
que la inconsciencia del pintor dimensiona.

Si fuiste tú este dios de perfiles de asombro,
si la vanagloria del pincel encuentra un mito en la noche
y rescata de los misterios
la insoluble candidez de lo eterno
no me culpes.

Tú que entre las frases has adquirido
la forma del mármol,
tú que ambicionas una máscara
que no elija entre el hoy y el mañana
podrás inventar una luz que nunca llore,
que sea la linterna que resucita el mundo,
con su fulgor sin sombra
y sus cánticos alados.

Todo jardín necesita la plegaría de la vida
y qué es la vida sin un don,
el placer que se arrodilla ante un labio,
la proximidad de los cuerpos
que buscan su centro incólume,
quizá la insolencia de la humana desdicha
o la debilidad que asoma
en los corazones entregados.

Ninguna de esas mujeres
comprendió la felicidad de una llama eterna,
solo fueron candor o deseo,
el insomnio tras la aventura de poseer
una piel que va a morir
después de haber probado tu ceniza.

En la memoria de este cuchillo
quedará la locura de una belleza sin molde,
la sospecha de que existe una doblez
que te mira desde el suelo,
roto el lienzo donde la muerte confunde
el frenesí de un pacto que al fin arrastra
en su alud tu miseria.

Cómo no haber leído esta magnífica obra antes? Me alegra encontrarla hoy cuando el mundo arde y la belleza es est, este poema a la esencia eterna del ser, este suplicio en vida, este añejado vino de salud espiritual. Un abrazo grande, bello Ramón Carballal.

Gracias, ERA, por tus palabras. Un abrazo.