Y acariciando la palabra llana,
Va sembrando su lírica galbana
Un sin fín de renglones parecidos.
En esta tesitura, divertidos,
Le confortan la tarde y la mañana,
Y liba en ellos de una savia sana
Que ahuyenta los incómodos latidos
Del Huésped que no quiere complicarse,
Guardando su secreto en bandolera,
Y buscando esa fórmula y manera,
Se encuentra con su emblema y estandarte
A la sombra de un Sauce, cuyo arte,
Solo es viento sutil de primavera.
Rafael