Salpicado de cuevas

[M. Sánchez]

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[Concha Vidal]

No creas que lo oscuro deja el silencio inmóvil

hay poetas que esconden su disparo en la noche

lo mismo que el volcán sepulta las verdades

y aparecen las sombras sin que nadie las nombre

allí se precipitan los sótanos del mundo

buscando en la ceguera otros males menores

entre tanto los versos llevan luna en los ojos

y aparecen las sombras sin que nadie las nombre

y viene a ser preciso el hielo de una estatua

parece que la tinta se vistiese de cobre

en el raso inconsciente de los cuartos menguantes

y aparecen las sombras sin que nadie las nombre

son especies que engendran senderos de lenguaje

pudrideros de selva para las emociones

cristales atrapados en una herida ahogada

y aparecen las sombras sin que nadie las nombre

abundan las distancias que miran desde lejos

precipitando estrellas para que el sol explote

para que haya burbujas dentro de los poemas

como oraciones lentas hay en los girasoles

las princesas despiertan de su renglón soñado

y aparecen las sombras sin que nadie las nombre.

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Sin que nadie me nombre... aparezco en tu poema, sin sombra, con la voz sin burbujas, para felicitarte por este poema limpio, lleno de preciosas y sutiles metáforas.
Abrazos marinos.

[M. Sánchez]

Amiga, Concha, tu vecino del Mediterráneo te agradece enormemente tu lectura y tu cariñoso comentario y se alegra de que el poema te haya hecho pasar unos segundos agradables. Acabo de llegar a este mar para quedarme hasta que se marche el calor.

Un fuerte abrazo alicantino.

[Guillermo Cumar.]

Tu poema tu pluma y tu recorren el sentir de tu esquemático preludio y de todo el hacer al sentir y al consentir
que las luces con las sombras hagan juego. Tu presencia se cierne util en el ambiente que recreas y detallas.

Todo vuelve a hacerse realidad cuando que se piensa.

un abrazo