si lo llego a imaginar,
le sesgo en dos
esa panzuda barriga que bambolea insultante,
provocona y desmañada,
amenazando trillizos.
En honor a la verdad, la pamela no intuyó los números
engendrando - como garbanzos -
vástagos de diez en diez
y además, santoral para nombrarlos :
San Uno, San Dos, San Tres...
¿quién ascendióles al cielo ?
Y me resisto a creer que pasaron tantas olas por mi vida,
el espejo ya no me saca la lengua
ni bizquea, el azogue,
la rubia luz del cabello.
Pido tregua y una cita con Don Merlín el Mago y me plante,
en estos surcos que sestean por el andén de los labios,
tres margaritas silvestres
que huelan a primavera
y un rosario de semillas con cerezo.
Iré rezando despacio los siglos que aún me quedan
para treparme los pinos,
casi afirmarle a Neptuno
que no, no ganó la partida
- más quisiera ! -
y a mí,
decirme muy quedo CARPE DIEM,
como si fuera un te quiero
despacito,
de los años.
(De nuevo cumpleaños y aunque me "chinche" habrá que dar gracias a Dios que los cumplo, que os conozco hace mil años y que
volveré a batallar dentro de trescientos sesenta y cinco días, lo digo hoy en Alicante, de nuevo siete de abril, de nuevo de otro año)