Apuntes de realidad y locura I

[Alejandro Costa]

I
Yo, no merecía que se me arrimara el hombro,
pero es cierto que ayuda más que cuando se merece.
La sabiduría está en entender y atender los errores.

II
No siempre se escucha el balanceo en el tiempo,
ni el invierno te busca, ni te huye el verano,
a pesar que solo los días te acompañan toda la vida.

III
A veces caen hojas sin ser arrolladas por el viento,
a veces llueve sin existir nubes en el cielo,
y curiosamente, no siempre sucede en otoño.

IV
Siento que al escribir la tinta se acobarda,
los sentimientos no afloran más allá de las palabras,
y mis manos son incapaces de descifrar versos.

V
No debes callar aquello que te quema en el pecho,
ni debes esculpir tallas de las que no te sientas orgulloso,
el fuego es fuerte y quema, y se rinde a la delicadeza del agua.

VI
Veo volar golondrinas al atardecer,
con la mirada del sol cansada y en despedida,
mientras mi cuerpo arrugado desea sentir el oscurecer de mañana.

VII
Abraza la estrechez de mis desvaríos,
la piel erizada de mis pensamientos,
descubrirás la tenebrosa sensación de mis deseos.

VIII
Me gusta cuando me aplauden en silencio,
cuando la imaginación va más allá de la realidad,
pero duele sentirse solo en cada uno de los instantes.

IX
Creí haber renacido en las esquinas de inmundicia,
con el olvido enfermizo y con fiebre,
perdido acaso, mientras aún llueve ácido en el destino.

X
No deseo un final sin despedida,
cuando alguien se despide, nacen verdades entrecortadas,
otras, necesarias, verdades frías e hirientes.

[E. R. Aristy]

I
Yo, no merecía que se me arrimara el hombro,
pero es cierto que ayuda más que cuando se merece.
La sabiduría está en entender y atender los errores.

II
No siempre se escucha el balanceo en el tiempo,
ni el invierno te busca, ni te huye el verano,
a pesar que solo los días te acompañan toda la vida.

III
A veces caen hojas sin ser arrolladas por el viento,
a veces llueve sin existir nubes en el cielo,
y curiosamente, no siempre sucede en otoño.

IV
Siento que al escribir la tinta se acobarda,
los sentimientos no afloran más allá de las palabras,
y mis manos son incapaces de descifrar versos.

V
No debes callar aquello que te quema en el pecho,
ni debes esculpir tallas de las que no te sientas orgulloso,
el fuego es fuerte y quema, y se rinde a la delicadeza del agua.

VI
Veo volar golondrinas al atardecer,
con la mirada del sol cansada y en despedida,
mientras mi cuerpo arrugado desea sentir el oscurecer de mañana.

VII
Abraza la estrechez de mis desvaríos,
la piel erizada de mis pensamientos,
descubrirás la tenebrosa sensación de mis deseos.

VIII
Me gusta cuando me aplauden en silencio,
cuando la imaginación va más allá de la realidad,
pero duele sentirse solo en cada uno de los instantes.

IX
Creí haber renacido en las esquinas de inmundicia,
con el olvido enfermizo y con fiebre,
perdido acaso, mientras aún llueve ácido en el destino.

X
No deseo un final sin despedida,
cuando alguien se despide, nacen verdades entrecortadas,
otras, necesarias, verdades frías e hirientes.

wow! Como me gustan estos versos, Alejandro, saben a haiku, laten como un pecho en otro pecho, entibiesen, dan frio, estan poblados y estan sin embargo tan solos....Abrazos, ERA

[Pilar Morte]

Lees uno y te parece magnífico pero sigue y sigue la calidad y belleza que atrapa. Me gustaron mucho.
Besos