sabiendo
que no es fácil tronchar este silencio
y a golpe de susurros hurtados a las olas,
de mimos y sonrisas,
alcanzas,
sin premura,
el verde de los ojos,
exprimes con tibieza las mieles de los besos
y siento que las almas descansan tan tranquilas
la paz y los recuerdos.
El mar, el sol y el viento posaron los aromas,
serojos los romeros.
(A veces pasan acasos como estos, así, sin más, y sin menos que ya es. Y una se dedica a vivirlos. El mar de nuevo se enfada en Alicante, creo que ya se ha hartado de ser una balsa, y hace bien)