José Manuel F. Febles escribió:EL CUADRO
A mi padre en el cumpleaños de su muerte, en Dios
Entré en la habitación,
mis palabras tenían fuerte llanto de río.
Yo era joven, recuerdo aquel hermoso cuadro,
aquella conmoción de amor paciente,
una revelación que desde lejos
me acariciaban
con unos ojos que veían mi rostro
muerto de soledad.
Puse los frutos dulces para que sazonaran
la misericordia y todo fue un reto
dentro de mi vacío.
Ahora,
estoy solo, apartado de todos los adverbios
que me rompieron el alma
cohabitando el anhelo.
Después de cuarenta años, la amargura se estanca
en la sangre desnuda ante mí, relámpagos
del momento que fueron litorales de luz.
No es el llanto que se adentra y navega
en los labios remando nostalgias de quien duerme
el destino pasado, viaje desconocido
que asume las preguntas y la voracidad
del hombre que despierta en sus finales
descubriendo el paisaje más hondo de la vida.
El tiempo, su calmado y adormecido rostro,
ese rostro que no pierde
la realidad
para detener la última mirada.
Poesía pura que nace de un sentimiento puro, casi sublime. Has descrito, no sólo el amor filial, sino, además, la eterna tragedia del hombre ante el "calmado rostro" del tiempo. Me ha gustado mucho la frescura del lenguaje, como si te nacieran desde un manantial del talento. Te felicito, amigo.
Un abrazo fraterno.
Óscar