Si fueras mi mujer, mi compañera,
No habría poesía más hermosa
Que vivirla contigo, sin más cosa
que una humilde cabaña en la pradera.
Si fueras mi mujer, ¡Ay, si quisiera!
El destino, cederme de tu rosa,
Ese cálido bien donde reposa
Toda la esencia de la primavera...
Sería tu jardinero y hortelano
Lejos de la bullanga geografía,
Con tres o cuatro ovejas y un muleto,
Para llevarte en él al altozano
Y entregarte mi amor de malvasía
Con inmenso cariño y gran respeto.
Rafael