
No quedan lechos donde guarecerse
de la gélida tempestad que divulga
tu mirada.
Navegan mar adentro
palmípedos,
colúmbidos,
gallináceas
y codornices de voladera.
El Imperio de los Nombres
arde en llamas,
y extingue los axiomas
la calima de madrugada
asfixiando un pretérito
asido al imperfecto,
vistiendo de azabache
las metáforas de otros días
con el humo negro.
Y se anuncia sin embargo
el umbral de un nuevo sol
por megafonía
(el cielo no ha muerto,dicen los ilusionistas).
e.S.
+abrazo+