Manos heladas

[Alejandro Costa]

Detiene el alma y resiente
las velas de ese velero,
tranquilo, tan ausente,
que navega en un mar tibio,
casi latente.
Detiene la mente el olvido,
desordenado, envejecido,
torpe e infeliz,
con la esperanza de anidar alientos.
Detienen las manos viento,
desazón de los más gélidos instantes,
aquellas escarchas sin techo,
aquellas ollas oxidadas
sin nada que ofrecer de sustento.
Y se detienen los días,
donde no existe savia
para atrincherar hambre
de alimento sólido, de vida,
de sentido, sentir,
sintiendo que todo abriga sentido.
Ahí, hasta donde las parras
frutan sus ramales
con la esperanza de que la avispa
disimule su ataque.
Donde los trigales imanten semillas,
germen de hambre y sufrir,
y una lágrima de cielo
arraigue las venas del desolado.
Detiene el verso la palabra,
y la voz no acierta a exprimir poesía,
detiene el alma, la alegría,
el caudal defenestrado,
más no la fe, la paciencia.
Detén el olvido,
porque quién no recuerda
no hallará puerta abierta
que encumbre tanto dolor padecido.
Detienen las manos tierra,
labrada a golpes de infierno,
con manos heladas, no de invierno,
sepultando huesos por blasfemia.
Se detiene el tiempo en la ausencia,
en el alma desecada
bajo la noche más fría,
la cruel luz de la mañana,
la muerte al acecho, no ausenta.
Se detiene la vida,
sin saber de qué está hecha.

[Julio Gonzalez Alonso]

Detiene el alma y resiente
las velas de ese velero,
tranquilo, tan ausente,
que navega en un mar tibio,
casi latente.
Detiene la mente el olvido,
desordenado, envejecido,
torpe e infeliz,
con la esperanza de anidar alientos.
Detienen las manos viento,
desazón de los más gélidos instantes,
aquellas escarchas sin techo,
aquellas ollas oxidadas
sin nada que ofrecer de sustento.
Y se detienen los días,
donde no existe savia
para atrincherar hambre
de alimento sólido, de vida,
de sentido, sentir,
sintiendo que todo abriga sentido.
Ahí, hasta donde las parras
frutan sus ramales
con la esperanza de que la avispa
disimule su ataque.
Donde los trigales imanten semillas,
germen de hambre y sufrir,
y una lágrima de cielo
arraigue las venas del desolado.
Detiene el verso la palabra,
y la voz no acierta a exprimir poesía,
detiene el alma, la alegría,
el caudal defenestrado,
más no la fe, la paciencia.
Detén el olvido,
porque quién no recuerda
no hallará puerta abierta
que encumbre tanto dolor padecido.
Detienen las manos tierra,
labrada a golpes de infierno,
con manos heladas, no de invierno,
sepultando huesos por blasfemia.
Se detiene el tiempo en la ausencia,
en el alma desecada
bajo la noche más fría,
la cruel luz de la mañana,
la muerte al acecho, no ausenta.
Se detiene la vida,
sin saber de qué está hecha.

En mi opinión el poema es más fluído en las partes donde no hay tanta abundancia de rimas y la musicalidad resulta mucho más agradable al oido. Me quedo con los versos que destaco. Felicitaciones y un abrazo, Alejandro.
Salud.

[Ramón Carballal]

Un poema con buen ritmo y profundo decir. Felicidades y un abrazo.

[Pilar Morte]

Me ha gustado el poema y las imágenes de sus versos. Un placer seguirte
Besos
Pilar

[Carmen Pla]

Todo se concentra en la palabra que sabe hacer poesía.
Precioso poema.
Un placer leerte.

[Guillermo Cumar.]

La vida es como un poema que va surgiendo a la medida o llevando la contraria.
Buen ritmo pusiste en este post, aunque evitar las rimas le daría al poema un tono
ambivalente y libertario.

un abrazo

[Lunamar Solano]

Instantes sensibles que se desnudan en la expresión conmovedora de tus versos querido amigo...
Siempre grato encontrarme con tus versos...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

[José Manuel F. Febles]

Brilla la palabra y el buen hacer de costumbre. Me ha gustado.

Un cordial abrazo desde mi isla.

José MAnuel F. Febles

[Luis M]

Precioso poema con un cierre excelente. Mis felicitaciones, compañero. Un abrazo.

[Rafel Calle]

Hermoso poema de Alejandro.

[Alejandro Costa]

Detiene el alma y resiente
las velas de ese velero,
tranquilo, tan ausente,
que navega en un mar tibio,
casi latente.
Detiene la mente el olvido,
desordenado, envejecido,
torpe e infeliz,
con la esperanza de anidar alientos.
Detienen las manos viento,
desazón de los más gélidos instantes,
aquellas escarchas sin techo,
aquellas ollas oxidadas
sin nada que ofrecer de sustento.
Y se detienen los días,
donde no existe savia
para atrincherar hambre
de alimento sólido, de vida,
de sentido, sentir,
sintiendo que todo abriga sentido.
Ahí, hasta donde las parras
frutan sus ramales
con la esperanza de que la avispa
disimule su ataque.
Donde los trigales imanten semillas,
germen de hambre y sufrir,
y una lágrima de cielo
arraigue las venas del desolado.
Detiene el verso la palabra,
y la voz no acierta a exprimir poesía,
detiene el alma, la alegría,
el caudal defenestrado,
más no la fe, la paciencia.
Detén el olvido,
porque quién no recuerda
no hallará puerta abierta
que encumbre tanto dolor padecido.
Detienen las manos tierra,
labrada a golpes de infierno,
con manos heladas, no de invierno,
sepultando huesos por blasfemia.
Se detiene el tiempo en la ausencia,
en el alma desecada
bajo la noche más fría,
la cruel luz de la mañana,
la muerte al acecho, no ausenta.
Se detiene la vida,
sin saber de qué está hecha.

En mi opinión el poema es más fluído en las partes donde no hay tanta abundancia de rimas y la musicalidad resulta mucho más agradable al oido. Me quedo con los versos que destaco. Felicitaciones y un abrazo, Alejandro.
Salud.

Que conste que tienes toda la razón del mundo. Este poema tiene algunos años y no suelo rectificarlos porque me gusta observarlos y ver si mi escritura avanza o no lo hace. Evidentemente hoy lo corregiría, pero creo que es bueno guardar su origen y utilizarlo para aprender de él.

Gracias como siempre.

Un abrazo.

[Alejandro Costa]

Un poema con buen ritmo y profundo decir. Felicidades y un abrazo.

Gracias compañero.

Un abrazo.

[Alejandro Costa]

Me ha gustado el poema y las imágenes de sus versos. Un placer seguirte
Besos
Pilar

Gracias, Pilar.

Un beso.

[Alejandro Costa]

Todo se concentra en la palabra que sabe hacer poesía.
Precioso poema.
Un placer leerte.

Y en lector que la siente.

Mil gracias.

Un beso.

[Alejandro Costa]

La vida es como un poema que va surgiendo a la medida o llevando la contraria.
Buen ritmo pusiste en este post, aunque evitar las rimas le daría al poema un tono
ambivalente y libertario.

un abrazo

Como comenté anteriormente, te doy la razón, hoy no lo escribiría así.

Gracias.

Un fuerte abrazo.