
a hurtadilllas,
con el frío de la duda
de este mundo destino.
Acá, en este lugar de repujadas líneas
donde yo pertenezco,
monto guardia
para reconocer tu rostro.
Tengo virutas de miedo en el alma
la memoria no me alcanza luego del adiós
y callo,
callo obligadamente
porque presiento un afluente de duelo en la mirada.
Quisiera
y en este quisiera tiemblo y me desplomo
recordando el eco y luego la querella.
Por eso desde ayer te busco,
a hurtadillas,
para vencer el cuenco de la muerte que nos llama.
SeLeNiA