Reto a pelo: Xini Sabatini

[Armilo Brotón]

Acepto este nuevo reto que Tigana me deja sobre Dios. Ella lo colgó en prosa y yo le contesto en verso: cosas de la vida.

Difícil es condenar la palabra siendo angustia.
Es lo único que tengo.

                                     ¡Déjame borracho a Tu puerta!

Soy un pordiosero que trabaja la muerte desolado en la impotencia.
Rompe las amarras de este barco hasta sulfatar la rosa del desierto; 
allí donde reverdece la vida a golpes de guadaña.

Dame vírgenes de tropiezo, panales que amparen la hiel antes de llegar a Tus labios.

¡Mírame aunque sea con desprecio!
　
Te pido la locura, la grieta que sangra en copa riedel, el sabor amargo de la torpeza.
                                                                            La orilla,
el camino en los huesos de Tu respiración para llorar el desprecio de toda certidumbre.

Quiero encender la sal en mis ojos, la granada en ovarios de parto.
                                                          Pero no me dejes la resaca,
ni el temblor sin viento de unos sarmientos que Te añoran:
Dame más vino: fuera de la taberna no hay nada que vomitar; no en la sobriedad estéril 
y asesina.

Porque ya es de noche mi Saki y el autillo canta como un loco embriagado:
Ella soy Yo, Ella soy Yo.

Armilo Brotón

[Tigana Nelson]

Ahora comprendes por qué los hombres y las mujeres hablan distinto: yo te conmino en prosa y tú me respondes como te viene en gana. La gana viene y te atrapa y me sueltas una oración tremenda.
Déjame saborearte y ya te contestaré.
Besazo.

[Guillermo Cumar.]

Mucha fuerza en tu decir. Como si un enfrentamiento contigo mismo, tan bien recreado y dispuesto que resulta elegante
y satisfactorio ceñirse a la poética prosa que inunda tu poema.

un abrazo

[Armilo Brotón]

Ahora comprendes por qué los hombres y las mujeres hablan distinto: yo te conmino en prosa y tú me respondes como te viene en gana. La gana viene y te atrapa y me sueltas una oración tremenda.
Déjame saborearte y ya te contestaré.
Besazo.

Aquí te espero,
comiendo un huevo,
patatas fritas
y un caramelo.

Así saboreamos los dos.

Besazo.

[Tigana Nelson]

Este poema es una oración de amor. Sale de tu parte más mística. Un amor con garra, con sangre. Todo martirio es poco si te quitan la certidumbre. Lo que quieres es el sabor del descubrimiento, ya sea a través de la palabra o de la materia. La duda te mueve, fuera de la taberna todo es rutina sobria.
¿Y quién dijo que dios tenía que ser hombre, bello y rubito? ¿Por qué no puede ser ella? Esa es tu frase final.
Si nos hubieran enseñado, en la escuela, este tipo de oraciones otro gallo cantaría.
Buen reto. ¡Quiero más! ¿Te atreves con el siguiente?
Un besazo.

[Armilo Brotón]

Mucha fuerza en tu decir. Como si un enfrentamiento contigo mismo, tan bien recreado y dispuesto que resulta elegante
y satisfactorio ceñirse a la poética prosa que inunda tu poema.

un abrazo

Gracias Guillermo por tus palabras. La evolución personal se basa en una mirada, no tanto en un enfrentamiento, a uno mismo para descubrir su realidad. Querernos también es evolución. De eso, creo, hablan estas letras.

Un saludo.

[Armilo Brotón]

Este poema es una oración de amor. Sale de tu parte más mística. Un amor con garra, con sangre. Todo martirio es poco si te quitan la certidumbre. Lo que quieres es el sabor del descubrimiento, ya sea a través de la palabra o de la materia. La duda te mueve, fuera de la taberna todo es rutina sobria.
¿Y quién dijo que dios tenía que ser hombre, bello y rubito? ¿Por qué no puede ser ella? Esa es tu frase final.
Si nos hubieran enseñado, en la escuela, este tipo de oraciones otro gallo cantaría.
Buen reto. ¡Quiero más! ¿Te atreves con el siguiente?
Un besazo.

Toda una bella interpretación a este poema con un ramalazo medio místico medio erótico. Para mí Juan de la Cruz es el exponente máximo del erotismo. El amor también es incertidumbre pues no viene dado de regalo, no es algo que buscamos. Yo todo lo quiero probar ya lo sabes.
Claro que me atrevo. Yo también quiero más.

Un besazo.

[Rafel Calle]

Hermoso e interesante trabajo de Miguel Ángel.

[Marius Gabureanu]

Es un poema desesperado y solemne, como una canoa en llamas que va por el río. Sus impresionantes imágenes, el grito aparentemente oscuro, la necesidad de sentirse perdido con intención de deificar al ser amado, todo eso y más, he encontrado en tu espacio. Me ha encantado. Recibe mis abrazos y felicitaciones sinceras, estimado amigo.

Dame más vino: fuera de la taberna no hay nada que vomitar; no en la sobriedad estéril
y asesina.

[Armilo Brotón]

Hermoso e interesante trabajo de Miguel Ángel.

Gracias Rafel.
Un abrazo

[Armilo Brotón]

Es un poema desesperado y solemne, como una canoa en llamas que va por el río. Sus impresionantes imágenes, el grito aparentemente oscuro, la necesidad de sentirse perdido con intención de deificar al ser amado, todo eso y más, he encontrado en tu espacio. Me ha encantado. Recibe mis abrazos y felicitaciones sinceras, estimado amigo.

Dame más vino: fuera de la taberna no hay nada que vomitar; no en la sobriedad estéril
y asesina.

En la mística, como en el amor erótico, todos los contrarios se hacen presentes; sólo es posible la unión que el amente busca desesperadamente: un Ser en el que está todo: negación y afirmación, creación y destrucción.
Gracias a ti, mi amigo Marius por tu hermoso comentario: "Canoa en llamas que va por el río."
Un abrazo

[Ramón Castro Méndez]

Acepto este nuevo reto que Tigana me deja sobre Dios. Ella lo colgó en prosa y yo le contesto en verso: cosas de la vida.

Difícil es condenar la palabra siendo angustia.
Es lo único que tengo.

                                     ¡Déjame borracho a Tu puerta!

Soy un pordiosero que trabaja la muerte desolado en la impotencia.
Rompe las amarras de este barco hasta sulfatar la rosa del desierto; 
allí donde reverdece la vida a golpes de guadaña.

Dame vírgenes de tropiezo, panales que amparen la hiel antes de llegar a Tus labios.

¡Mírame aunque sea con desprecio!
　
Te pido la locura, la grieta que sangra en copa riedel, el sabor amargo de la torpeza.
                                                                            La orilla,
el camino en los huesos de Tu respiración para llorar el desprecio de toda certidumbre.

Quiero encender la sal en mis ojos, la granada en ovarios de parto.
                                                          Pero no me dejes la resaca,
ni el temblor sin viento de unos sarmientos que Te añoran:
Dame más vino: fuera de la taberna no hay nada que vomitar; no en la sobriedad estéril 
y asesina.

Porque ya es de noche mi Saki y el autillo canta como un loco embriagado:
Ella soy Yo, Ella soy Yo.

Armilo Brotón

Me ha encantado. Me parece un magnífico poema. Me gusta el tono de desesperación y hasta de desamparo y la fuerza con que lo expresas. Es algo así como una pugna con uno mismo. Ovación atronadora y mi felicitación.
Un abrazo.