Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
Gracias, amigo Armilo, por tan amables y generosos comentarios. Es todo un honor que veas todas esas cosas en mi poesía.Armilo Bretón escribió:Un buen poema. Muy trabajado el ritmo con un resultado excepcional. Imágenes de gran calidad y precisión, sin redundancias de cara a la galería. Se nota que eres un buen poeta que cuidas la palabra y eso nos ayuda a aprender a los demás. Gracias.
Enhorabuena.
Recibe un cordial saludo.
Rafel Calle escribió:Siempre es placentero volver a Corbain.
Gracias, joven viejo amigo, por tan "brillantes"Ricardo Serna G escribió:J. J. M. Ferreiro
Un manejo extraordinario del lenguaje y del verso
como si la mente del poeta hiciera brillar con su pluma
las palabras para siempre
Un abrazo fuerte, maestro
comentarios.
Gracias, Luis, por tan generosos comentarios.Luis Muñiz M. escribió:Difícil destacar un verso o una imagen sobre otra. Magnífico poema de principio a fin. Mi sincera felicitación, amigo Ferreiro. Un abrazo.
Me resulta difícil añadir un comentario, tras lo dicho por los compañeros que me han precedido. Solo diré que me gusta el poema por la riqueza expresiva-descriptiva y por el aire que tiene de relato. Hay versos que me parecen impagables como "luego se puso el traje con la vida dentro" o "hacia la esquina izquierda de una calle vencida, donde los bancales de fresas" por poner solo alguno ejemplos. Solo me resta felicitarte, así que vaya mi aplauso.J. J. M. Ferreiro escribió:Corbain nacía
entre extrañas germinaciones:
crecimiento, descubrimiento,
conocimiento,
las imágenes nuevas, las nuevas cristalizaciones.
Tenía la mirada vertical
y un pie desnudo hundido en el sudor.
Con el dedo meñique cepilló
el desperdicio del tiempo aún caliente
que manchaba sus pantorrillas,
luego se puso el traje con la vida dentro,
y al descender las escaleras
su sombra se desvaneció
¡Era increíble! —se decía —
¡Mi sombra ha desaparecido!
Pero más tarde,
hacia la esquina izquierda de una calle vencida,
donde los bancales de fresas,
su sombra
germinaba de nuevo, tímida y soslayada,
sosteniendo un Sol casi vivo
arrebujado entre los brazos.
Muy lentamente
se iban ocultando todos los murmullos;
solo permanecía el de la tarde
al rozar las calles desiertas
y el de los pájaros posados en los cables
que siempre se reclinan al vacío
con el estruendo de una catarata.
Quedaron también ataúdes de inflexiones alcanforadas,
con olores plomizos y revueltos
por un aire tan aspirado
que parecía desaguar
los alientos atascados en las casas.
Fue entonces cuando, de repente,
la campanada de los cuartos
rompió el opaco cristal del día.
Gracias, Rosa, por tan generosos comentarios. Espero tu vueltaRosa Marzal escribió:Toda la serie de Corbain me parece extraordinaria. Un lujo de poema, sin duda, al que hay que volver.
Mis aplausos, Ferreiro.
Un abrazo.
Gracias, Ramón, por tu paso y generosos comentarios. Siempre es un honor tenerte por aquí.Ramón Castro Méndez escribió:Me resulta difícil añadir un comentario, tras lo dicho por los compañeros que me han precedido. Solo diré que me gusta el poema por la riqueza expresiva-descriptiva y por el aire que tiene de relato. Hay versos que me parecen impagables como "luego se puso el traje con la vida dentro" o "hacia la esquina izquierda de una calle vencida, donde los bancales de fresas" por poner solo alguno ejemplos. Solo me resta felicitarte, así que vaya mi aplauso.
Un cordial saludo.
