¡Déjame!

[Ventura Morón]

...

Hace tiempo que quiero escribirte.
Dirás,
¡lo sabía!, ha estado urdiendo
un plan íntimo contra mi.
¡Y llevas razón!
No he cejado en mi empeño oculto
de aplastarte, cada día, de coser tus labios
desafiantes, con el hilo cortante que destila
la última esperanza
que sacaste a jirones de mi boca.
Te he seguido, ¡no lo niego!,
tu sombra es larga y me quema,
como un ácido que entrara en mis ojos, y despertara
una ceguera infinita, sepultada,
y pusiera al revés el cielo, dejando
al aire un firmamento de piedras.
Hoy, sólo quiero olvidarte,
¡renunciar a ti!, enviar tus alas negras al infierno
de donde vienes, y que los buitres, atroces,
dejen testimonio de tu última muerte.
Te escribo en la sangre
estas letras de sal, mientras desgarras
con tus colmillos el azúcar de mi alma,
y te digo adiós
[tab=30]desamor,
o hasta mañana.
.
.
.

[Marius Gabureanu]

Espléndido poema, querido amigo. Me ha encantado el desarrollo y como has sabido definir esa lucha humana contra el desamor, contra la soledad, y las consecuencias del desamor en versos profundos. Gracias por compartir, recibe mis abrazos, Ventura.

tu sombra es larga y me quema,
como un ácido que entrara en mis ojos, y despertara
una ceguera infinita, sepultada,
y pusiera al revés el cielo, dejando
un firmamento de piedras.

[Hallie Hernández Alfaro]

El poema es hermoso; se va asumiendo entre oscuras rendijas y poco a poco se vuelve sangre propia.

Un gustazo leerte, querido amigo.

Abrazos y felicidad.

[Ventura Morón]

Espléndido poema, querido amigo. Me ha encantado el desarrollo y como has sabido definir esa lucha humana contra el desamor, contra la soledad, y las consecuencias del desamor en versos profundos. Gracias por compartir, recibe mis abrazos, Ventura.

tu sombra es larga y me quema,
como un ácido que entrara en mis ojos, y despertara
una ceguera infinita, sepultada,
y pusiera al revés el cielo, dejando
un firmamento de piedras.

Gracias por venir Marius, amigo. Tu lectura desprende ese sentimiento que quería expresar. Fuerte abrazo, me alegro que te gustara

[Begoña Egüen]

...

Hace tiempo que quiero escribirte.
Dirás,
¡lo sabía!, ha estado urdiendo
un plan íntimo contra mi.
¡Y llevas razón!
No he cejado en mi oculto empeño
de aplastarte cada día, de coser tus labios
desafiantes, con el hilo cortante que destila
la última esperanza
que sacaste a jirones de mi boca.
Te he seguido, ¡no lo niego!,
tu sombra es larga y me quema,
como un ácido que entrara en mis ojos, y despertara
una ceguera infinita, sepultada,
y pusiera al revés el cielo, dejando
al aire un firmamento de piedras.
Hoy, sólo quiero olvidarte,
¡renunciar a ti!, enviar tus alas negras al infierno
de donde vienes, y que los buitres, atroces,
dejen testimonio de tu última muerte.
Te escribo estas letras de sal
mientras desgarras con tus colmillos el azúcar de mi alma,
y te digo adiós
[tab=30]desamor,
o hasta mañana.
.
.
.

Profunda reflexión... el poema brilla en palabras muy bien expresadas. Me ha encantado. Felicidades.
Un abrazo.
BEGOÑA.

[Pilar Morte]

Uno se va adentrando en las desventuras de los versos hasta llegar a un final que vivifica al ser. Precioso poema.
Besos
Pilar

[Guillermo Cumar.]

Tu poema, con pose de venganza, dice que no termina aquí, que seguirá dándote guerra y ausencia.

un abrazo

[Rafel Calle]

Hermoso e interesante poema de Ventura.

[Ventura Morón]

El poema es hermoso; se va asumiendo entre oscuras rendijas y poco a poco se vuelve sangre propia.

Un gustazo leerte, querido amigo.

Abrazos y felicidad.

Querida amiga Hallie, gracias por venir a lo mío. Como parte misma del amor, las dudas y los miedos son elementos del cauce en su propia andadura. Quería representar esa lucha, desde una perspectiva de rotundidad en el mensaje hacia el amor, justo por su negación al no ser.
Gracias de nuevo por tu lectura y apoyo siempre.
Besos hasta allí

[Ramón Castro Méndez]

...

Hace tiempo que quiero escribirte.
Dirás,
¡lo sabía!, ha estado urdiendo
un plan íntimo contra mi.
¡Y llevas razón!
No he cejado en mi empeño oculto
de aplastarte, cada día, de coser tus labios
desafiantes, con el hilo cortante que destila
la última esperanza
que sacaste a jirones de mi boca.
Te he seguido, ¡no lo niego!,
tu sombra es larga y me quema,
como un ácido que entrara en mis ojos, y despertara
una ceguera infinita, sepultada,
y pusiera al revés el cielo, dejando
al aire un firmamento de piedras.
Hoy, sólo quiero olvidarte,
¡renunciar a ti!, enviar tus alas negras al infierno
de donde vienes, y que los buitres, atroces,
dejen testimonio de tu última muerte.
Te escribo en la sangre
estas letras de sal, mientras desgarras
con tus colmillos el azúcar de mi alma,
y te digo adiós
[tab=30]desamor, o quizás
hasta mañana.
.
.
.

Magníficas letras donde se mezclan sentimientos como el desamor, la cólera y el olvido. Me ha encantado ese tono de in crescendo que va tomando el poema.
Un cordial saludo

[Ventura Morón]

Profunda reflexión... el poema brilla en palabras muy bien expresadas. Me ha encantado. Felicidades.
Un abrazo.
BEGOÑA.

Muchas gracias por asomarte a mis cosas Begoña, con esa amabilidad con la que siempre lo haces.
Buscaba un determinado tratamiento de este poema, quería provocar cierta intensidad en su lectura. Por eso he añadido algunas cosillas. A veces, no puedo dejar de querer seguir retocando.
Me alegra que te haya gustado.
Besos querida amiga

[Rafel Calle]

Arriba con este poema poco conocido de Ventura Morón.

[E. R. Aristy]

...

Hace tiempo que quiero escribirte.
Dirás,
¡lo sabía!, ha estado urdiendo
un plan íntimo contra mi.
¡Y llevas razón!
No he cejado en mi empeño oculto
de aplastarte, cada día, de coser tus labios
desafiantes, con el hilo cortante que destila
la última esperanza
que sacaste a jirones de mi boca.
Te he seguido, ¡no lo niego!,
tu sombra es larga y me quema,
como un ácido que entrara en mis ojos, y despertara
una ceguera infinita, sepultada,
y pusiera al revés el cielo, dejando
al aire un firmamento de piedras.
Hoy, sólo quiero olvidarte,
¡renunciar a ti!, enviar tus alas negras al infierno
de donde vienes, y que los buitres, atroces,
dejen testimonio de tu última muerte.
Te escribo en la sangre
estas letras de sal, mientras desgarras
con tus colmillos el azúcar de mi alma,
y te digo adiós
[tab=30]desamor,
o hasta mañana.
.
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Un poema a la necesidad intrínseca del amor, cuántas veces nos desilusiona y cuantas veces mas lo queremos experimentar de nuevo. Hermoso poema, Ventura. Felices Pascuas!