La Editorial Alaire, auspiciada por la Academia de Poesía Alaire, pone gratuitamente a disposición de sus foristas registrados, varios foros de poesía, prosa literaria, debates…, para que puedan publicar sus obras e interactuar entre ellos, así como, la tienda de libros donde se muestran las publicaciones, tanto en papel como en formato digital, estos mediante descarga gratuita. La razón de ser de nuestros foros se centra en promocionar la poesía, mediante las obras de los autores que participan en la plataforma de la Academia de Poesía Alaire. La promoción de la poesía, a nivel del mundo de habla hispana, conlleva una enorme responsabilidad, por ello, pedimos la máxima implicación de todos los miembros de Alaire. Vale recordar al gran maestro Dumas: uno para todos y todos para uno. Muchas gracias por todo, queridos compañeros.
... acabo de saber que el edificio en que vivo tiene 40 plantas y que da a 3 calles y a 1 avenida;
y es que, entre una especie de niebla densa, en la que he estado inmerso y cegado toda la vida,
siempre pensé que mi casa estaba sola y aislada, y que, además, era estrictamente de planta baja;
cada vez que salía y cerraba la puerta, jamás se me ocurrió pensar en que podría
acceder a tales calles o tomar un ascensor hasta el último piso y divisar por completo la ciudad;
...e igualmente y de la misma forma, estaba convencido de que la gente que cruzaba ante mi puerta,
- que tal vez viniese de un ascensor o se dirigiese a él -
era la misma transitando por la calle, y que por tanto se movía, se alejaba y desaparecía sin más;
pero ¿ y los ascensores ? ¡ah, perdón, perdón por este asombro, pero qué me dicen de los ascensores...!
¡ oh Dios mío, gran señor de la vida, qué ingenio, qué descubrimiento...!
cómo habré podido vivir 90 años sin la menor inquietud,
sumido en la indolencia, entre mis 4 paredes,
y creyendo siempre que el rol de los demás habría de ser también muy similar al mío, incluso idéntico;
¡... un ascensor, amigos, un ascensor...!
y es que, palpitándome aún, porque ha ocurrido tan sólo hace un instante,
he visto y sentido que rápido, muy rápido, es algo que me elevó hasta el fin del mundo,
que desde allí arriba me asomé y que, de pronto, descubrí el sol, los coches, gente por todas partes,
y hasta un río hermosísimo y limpio que ahora sé que corre justo, justo, al lado de mi casa;
... 90 años asumiendo que era quimérico abrir, iluminar y transitar por lo imposible;
90 años protegido por candados y resguardando mi casa viva con gruesas cerraduras
y altos muros de hormigón, seriamente armados y reforzados;
y es que nadie, nadie me había dicho cuál era y dónde estaba mi patrón de libertad:
nadie, que una mujer, o un hombre, fuese un Dios en formación;
¡ 90, 90, 90 años...!
Amigo Antonio, desde la altura de los 90 años todo será como se quiera imaginar, que el mismo don Quijote lo dejo expresado de mil maravillas cuando Sancho rebajaba la belleza y nobleza de Dulcinea a la de burda aldeana: y yo imagino que todo lo que digo es así, sin que sobre ni falte nada, y píntola en mi imaginación como la deseo, así en la belleza como en la principalidad. ¿Quién va a negar tu casa de planta baja, abierta al mundo, de andar llano, de cálido abrazo y acogida? Los ascensores son cosas de encantadores y magos para engaño de los sentidos. Un gran abrazo.
Salud.
Este es un poema muy especial, porque aquí ha latido todo tu sentimiento ante la vida. Has logrado emocionar a tus lectores, por la alta calidad de esta descripción alucinante, donde las verdades de la cotidianeidad saltan a borbotones. A mí me ha sobrecogido sentir tanta sabiduría y riqueza de humanismo en este enorme trabajo que nos traes. Te felicito y te aplaudo, apreciado amigo.
Un abrazo.
Óscar
La poesía es la única soga de la cual dispongo siempre que caigo en el pozo del todo sin sentido.
Lo he leído y el corazón me saltaba de emoción, leyendo la humana descripción que haces de tu vida de 90 años. Has vivido en la niebla, pero has vivido en la realidad de cuanto has dicho. Un gran abrazo, amigo y compañero de versos.
José Manuel F. Febles
Todo idealismo es una mentira frente a la necesidad.
Nietzsche.
me ha gustado mucho el poema, amigo. Es una especie de revisión del mito de la caverna, llevado a bloque de viviendas. Me gusta la manera cómo consigues hacer muy creíble la confusión del anciano, su ensimismamiento dentro de una matrix para la que claramente no está preparado. Muy hábiles las descripciones, las reflexiones ensimismadas.
Ya verás cuando llegues a los 100 y logres reposar en la nube, muy bien colocado justito en el archivo de algún OVNI
Un relato quejica que no se ha dado cuenta que vas por las alturas tributando
graciosamente para que sepamos que el cielo está a cuarenta pisos y
que también s puede subir a pata. es decir sin ascensores.
Hace 90 años no había mecanismos tan estrafalarios.
... acabo de saber que el edificio en que vivo tiene 40 plantas y que da a 3 calles y a 1 avenida;
y es que, entre una especie de niebla densa, en la que he estado inmerso y cegado toda la vida,
siempre pensé que mi casa estaba sola y aislada, y que, además, era estrictamente de planta baja;
cada vez que salía y cerraba la puerta, jamás se me ocurrió pensar en que podría
acceder a tales calles o tomar un ascensor hasta el último piso y divisar por completo la ciudad;
...e igualmente y de la misma forma, estaba convencido de que la gente que cruzaba ante mi puerta,
- que tal viniese de un ascensor o se dirigiese a él -
era la misma transitando por la calle, y que por tanto se movía, se alejaba y desaparecía sin más;
pero ¿ y los ascensores ? ¡ah, perdón, perdón por este asombro, pero qué me dicen de los ascensores...!
¡ oh Dios mío, gran señor de la vida, qué ingenio, qué descubrimiento...!
cómo habré podido vivir 90 años sin la menor inquietud,
sumido en la indolencia, entre mis 4 paredes,
y creyendo siempre que el rol de los demás habría de ser también muy similar al mío, incluso idéntico;
¡... un ascensor, amigos, un ascensor...!
y es que, palpitándome aún, porque tan sólo hace un instante,
he visto y sentido que rápido, muy rápido, es algo que me elevó hasta el fin del mundo,
que desde allí arriba me asomé y que, de pronto, descubrí el sol, los coches, gente por todas partes,
y hasta un río hermosísimo y limpio que ahora sé que corre justo, justo, al lado de mi casa;
... 90 años asumiendo que era quimérico abrir, iluminar y transitar por lo imposible;
90 años protegido por candados y resguardando mi casa viva con gruesas cerraduras
y altos muros de hormigón, seriamente armados y reforzados;
y es que nadie, nadie me había dicho cuál era y dónde estaba mi patrón de libertad:
nadie, que una mujer, o un hombre, fuese un Dios en formación.
¡ 90, 90, 90 años...!
Es muy interesante este poema y a muchos niveles, Antonio. Mi madre que vivio hasta los 99 años reafirmaba el viejo adagio; mas sabe el diablo por viejo que por diablo. Una de las cosas que me parece interesante entre las que nos sugiere tu bello poema es que una larga vida implica ser testigo de cambios radicales, implicando a la vez que estamos sufriendo cambios muy grandes en el plano personal. Un placer leerte, ERA
... acabo de saber que el edificio en que vivo tiene 40 plantas y que da a 3 calles y a 1 avenida;
y es que, entre una especie de niebla densa, en la que he estado inmerso y cegado toda la vida,
siempre pensé que mi casa estaba sola y aislada, y que, además, era estrictamente de planta baja;
cada vez que salía y cerraba la puerta, jamás se me ocurrió pensar en que podría
acceder a tales calles o tomar un ascensor hasta el último piso y divisar por completo la ciudad;
...e igualmente y de la misma forma, estaba convencido de que la gente que cruzaba ante mi puerta,
- que tal viniese de un ascensor o se dirigiese a él -
era la misma transitando por la calle, y que por tanto se movía, se alejaba y desaparecía sin más;
pero ¿ y los ascensores ? ¡ah, perdón, perdón por este asombro, pero qué me dicen de los ascensores...!
¡ oh Dios mío, gran señor de la vida, qué ingenio, qué descubrimiento...!
cómo habré podido vivir 90 años sin la menor inquietud,
sumido en la indolencia, entre mis 4 paredes,
y creyendo siempre que el rol de los demás habría de ser también muy similar al mío, incluso idéntico;
¡... un ascensor, amigos, un ascensor...!
y es que, palpitándome aún, porque tan sólo hace un instante,
he visto y sentido que rápido, muy rápido, es algo que me elevó hasta el fin del mundo,
que desde allí arriba me asomé y que, de pronto, descubrí el sol, los coches, gente por todas partes,
y hasta un río hermosísimo y limpio que ahora sé que corre justo, justo, al lado de mi casa;
... 90 años asumiendo que era quimérico abrir, iluminar y transitar por lo imposible;
90 años protegido por candados y resguardando mi casa viva con gruesas cerraduras
y altos muros de hormigón, seriamente armados y reforzados;
y es que nadie, nadie me había dicho cuál era y dónde estaba mi patrón de libertad:
nadie, que una mujer, o un hombre, fuese un Dios en formación.
¡ 90, 90, 90 años...!
Es muy interesante este poema y a muchos niveles, Antonio. Mi madre que vivio hasta los 99 años reafirmaba el viejo adagio; mas sabe el diablo por viejo que por diablo. Una de las cosas que me parece interesante entre las que nos sugiere tu bello poema es que una larga vida implica ser testigo de cambios radicales, implicando a la vez que estamos sufriendo cambios muy grandes en el plano personal. Un placer leerte, ERA
... gracias ERA, gracias, amiga; este XXI descubre cosas insospechadas; un saludo atento. Orión
"... nunca se da de lo que se tiene, sino de lo que se es".
Luis Muñiz M. escribió:Magnífico poema., Antonio. Realmente emocionante y magnífico. Mis aplausos y abrazo, compañero.
... Luis, compañero, ya ves, uno hace lo que puede - que no es mucho - pero sí está compuesto con trabajo e ilusión; muchas gracias por venir; Saludos. Orión
"... nunca se da de lo que se tiene, sino de lo que se es".
... no es nada, Juan, poeta y amigo, no es nada; yo sé que entre todos trabajamos - aunque sea entre mucho silencio - por que la poesía pueda adquirir un nuevo paso y ritmo en este XXI, intuyo que así es; gracias de nuevo por tus amables palabras. Mis saludos atentos. Orión
"... nunca se da de lo que se tiene, sino de lo que se es".