Hombres de carrera

[Bruno Laja]

Muchas gracias, Celia, por tu lectura y tu presencia. Abrazos.

[E. R. Aristy]

Nos sentamos para recuperar el aliento
y ahí está dios,
corriendo sin moverse del sitio
para no perder calor en sus músculos,
esperando.

El tipo está haciendo un hoyo
rodeado de fuego,
parece que va a hundirse en su propia energía,
pero necesito tiempo.

Cierro los ojos e imagino que estoy imaginando
palabras inmensas para toda esa gente.
Palabras para la luna que no signifiquen la luna.
Palabras para la noche que no la desalojen
ni la aneguen ni estilicen su oscuridad.
Palabras para las montañas,
para los azulejos del baño, para el horizonte.
Para el viento siempre y sobre todo.

Palabras que no atrapen ni conquisten,
pero que se sientan palabras dedicadas
a lo inatrapable, a lo incoquistable.

Palabras para dios
que se desintegran
al más mínimo contacto con su sudor.

Cuando acabo con mi verborrea,
dios dice: corre, hermano, corre,
sigue corriendo por el amor de dios,
tus palabras nos persiguen,
y hay que llegar a casa antes que ellas.

Desarrollas muy bien el tema delo inaprensible pero esencial e integral en el ser humano. Lo llamas dios correctamente porque no estas hablando del homus erectus, pero del un ser en su optima realización. Las palabras no alcanzan a describir todo ese potencial del hombre dios. Me ha maravillado todo el poema, el cierre rezuma lo indescriptible que es ir delante de las palabras como un dinamo de significado, es decir, en acción. Recibe un abrazo, Bruno. ERA

[E. R. Aristy]

Subo estas grandes complejidades hechas Poesia. Un abrazo, Bruno! ERA