Pablo Ibáñez escribió:Carmen,
me gusta mucho, amiga. Me gusta ese tono melancólico y exacto, la contemplación del jardín con los anteojos de lo eterno.
Un abrazo.
Gracias por tus palabras.
Un abrazo, Pablo
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
Pablo Ibáñez escribió:Carmen,
me gusta mucho, amiga. Me gusta ese tono melancólico y exacto, la contemplación del jardín con los anteojos de lo eterno.
Un abrazo.
Gracias por tus amables palabras.Óscar Distéfano escribió:Me resulta un buen poema, de agradable lectura, pues la mirada es honda y empática. La estructura formal es impecable, muy aliñada.
Un abrazo, amiga.
Óscar
Muchas gracias, GuillermoGuillermo Cuesta escribió:Un poema lleno de lirismo de buen sentir con una inspiración equilibrada y distinguida.
un abrazo
Carmen Pla escribió:Miro la hiedra de los últimos acantilados,
el recuerdo que en medio de la plaza gotea y me salpica
año tras año, sin término ni orilla, sin fin.
Miro el aire que nace entre almendros,
ahora me reconoce, me llama por mi nombre,
y mis labios se ordenan rompiendo límites
mirando la perfección de un beso.
Miro quién soy,
entre sueños los gorriones se deshacen en música,
y vuelve la luz a resolver el aire
contra mi pelo, la mirada decisiva.
Miro la ortiga en ese jardín pálido,
la imagen en un espejo deshabitado,
un lirio con cara de niña; a punto de iniciar su primer vuelo.
Más allá de la estepa, más allá
de los bosques clausurados,
miro el sueño de que nada envejece del todo
porque nada existe totalmente,
mi mirada se prolonga donde nada empieza
porque todo existe eternamente.
Me alegro mucho que te guste, Silvia.Silvia Savall escribió:Carmen Pla escribió:Miro la hiedra de los últimos acantilados,
el recuerdo que en medio de la plaza gotea y me salpica
año tras año, sin término ni orilla, sin fin.
Miro el aire que nace entre almendros,
ahora me reconoce, me llama por mi nombre,
y mis labios se ordenan rompiendo límites
mirando la perfección de un beso.
Miro quién soy,
entre sueños los gorriones se deshacen en música,
y vuelve la luz a resolver el aire
contra mi pelo, la mirada decisiva.
Miro la ortiga en ese jardín pálido,
la imagen en un espejo deshabitado,
un lirio con cara de niña; a punto de iniciar su primer vuelo.
Más allá de la estepa, más allá
de los bosques clausurados,
miro el sueño de que nada envejece del todo
porque nada existe totalmente,
mi mirada se prolonga donde nada empieza
porque todo existe eternamente.
Cuánta belleza en tu poema mi querida Carmen.
El cierre de antología. Besets.
Más allá de la estepa, más allá
de los bosques clausurados,
miro el sueño de que nada envejece del todo
porque nada existe totalmente,
mi mirada se prolonga donde nada empieza
porque todo existe eternamente.