
Y quiso en la ciudad buscar el paraíso
y sólo halló frustrado caminos imposibles
contratos abusivos, sin ley, sin compromiso
de mafias sanguijuelas, del pobre tan temibles.
Y estuvo entre sus redes, yo no sé cuántos años...
comiendo en los hospicios durmiendo entre cartones
penando soledades, sufriendo desengaños
sin sueños placenteros sin paz, sin ilusiones.
Por fin volvió a su pueblo, ya viejo, rencoroso,
con odio a todo el mundo, incluso a los parientes.
pues era otra persona, vesánico, furioso,
un monstruo del destino con cambios evidentes.
Perdidas en su lucha creencias y la calma,
hoy muestra cicatrices y callos en el alma.