tropiezo en la misma piedra
el mismo lecho de hiedra
me acoge con gravidez.
Contrastante palidez
de la enorme luna blanca
me llena el alma y la arranca
en solo cinco segundos
certeros y nauseabundos
en los que tiempo se estanca.
Luna blanca, luna roja,
luna llena de energía
luna tuya, luna mía
que en las mareas se moja.
Tu tranquilidad me enoja
y me devuelve la calma
ha conducido mi alma
a una danza claroscura.
Tristeza, rabia y ternura
tu pávida luz empalma.
Quizás solo estoy cansada
de tantas desilusiones,
de inútiles discusiones
entre la copa y la espada.
Esa guerra despiadada
entre el alma y la razón
me ha dejado el corazón
callado como una roca
ya no sale de mi boca
ninguna replicación.
Solo danzar y danzar
hasta quedar sin aliento
volver a amar lo que siento
y poder recomenzar.
En tu luz reconectar
la tristeza y la alegría
volver a sentir el día
y adorar al padre sol
Recibo cada bemol
de esta eterna travesía.
