-Voy al borde de mí, donde me espera un abrazo.
buscarte en las intersecciones paralelas,
en cada sílaba muerta en el pie de la escalera:
geometrizarte,
inundarte de renglones y armonías insaboras.
Me siento en la jocosa rotonda,
en la punta está el diablo.
Como siempre tengo manos pero están adeptas a algo más,
han creado una religión
entre mi lúdico embrollo y tu revuelta.
Tiro la ronda,
no es buena,
no me gustan estas cartas.
Hay ojos que desnudos se parecen a vos,
hay siluetas que se parecen a vos,
todo lo ingrávido se te parece.
Miro la acaudalada gracia que ronronea en los tobillos:
te prefiero así,
sombra y duelo.
Te convengo así,
trastornada en el corazón de los zumbidos,
bohemia,
selvática.
Tiro la ronda,
conjugo las voces abióticas,
el eje preciso,
las grietas de invierno.
Ya lo ves.
Todo muere igual,
todo menos ese diez.