
Casa junto a la vía del tren. Edward Hooper.
Siento como si fuese el porvenir de otro,
y todo lo que me es cercano
como pura especulación:
Miro bajo un Sol cegador a esas muchachas
que se alejan con dos astros girando en sus pechos;
contemplo que las naves que transitan sus ojos
me abandonan como a un puerto en ruinas.
Siento cómo la realidad solo excita los dedos que la tocan
mientras en el vacío del pensamiento
van cayendo cristales rotos.
Siento que todo lo que se aproxima
es sólo el hollín de los sueños,
el batán de la sombra, la casa de los otros,
el temblor de un alma que pasa.
También me llena de misterio
la fantasía de los tiempos idos,
los pigmentos, los signos de las gentes ya muertas;
su interminable agitación en las películas antiguas.