Gracias, querido amigo , por dejar tu amable huellaJ. J. M. Ferreiro escribió:Un precioso poema para esta lluviosa mañana de septiembre.
Un bico, Pilariña.
Besos
Pilar
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
Gracias, querido amigo , por dejar tu amable huellaJ. J. M. Ferreiro escribió:Un precioso poema para esta lluviosa mañana de septiembre.
Un bico, Pilariña.
Pilar Morte escribió:Ignoras que poseo una palabra para darte,
que siento margaritas en las veredas verdes,
que me obligo a ser junco flexionado cuando los vientos rugen,
y que poseo estrellas si oscurecen los cielos.
Es poco, pero es lo que le ofrezco a tu huída,
al silencio de tus cigarras,
a la lejanía de los paisajes.
Acércate, amigo,
sólo mía será la cicatriz de cada herida,
el alimento amargo del tiempo,
la soledad en el cauce de los manantiales.
Te besaré en el alma,
te enseñaré las violas encendidas,
el yo vibrante en su música
que abrazará sonidos limpios.
Acércate
y serás en los ojos, míos y de todos,
resurrección,
biblia del afecto
y precipitaré sobre tu rostro
la claridad ungida a la alegría
Mitsy Grey escribió:Pilar, yo no sé si él escucha tu llamado, pero la hilaridad de tus letras, su firmeza y aplomo,
la promesa y su lirismo junto al ritmo, hacen un conjunto imposible de ignorar. Tiene su efecto.
Un placer leerte siempre. Felicidades, poetisa.
Un beso. Mitsy
Gracias por venir y dejar tu amable palabraLuna de Nos escribió:Pilar, me encanta este poema, y te diría que la primer estrofa que me gusta particularmente, es ya un poema, pleno de significado. Un abrazo, Luna.-Pilar Morte escribió:Ignoras que poseo una palabra para darte,
que siento margaritas en las veredas verdes,
que me obligo a ser junco flexionado cuando los vientos rugen,
y que poseo estrellas si oscurecen los cielos.
Es poco, pero es lo que le ofrezco a tu huída,
al silencio de tus cigarras,
a la lejanía de los paisajes.
Acércate, amigo,
sólo mía será la cicatriz de cada herida,
el alimento amargo del tiempo,
la soledad en el cauce de los manantiales.
Te besaré en el alma,
te enseñaré las violas encendidas,
el yo vibrante en su música
que abrazará sonidos limpios.
Acércate
y serás en los ojos, míos y de todos,
resurrección,
biblia del afecto
y precipitaré sobre tu rostro
la claridad ungida a la alegría