
Qué te daría yo, mujer, quisiera
por el amor que me ofreciste, darte
cuanto poseo y además amarte
cada segundo que mi tiempo diera.
Fue tu cariño así, de tal manera
que mi deseo volverá a encontrarte,
quiero sentir tu piel, después besarte
hasta morir de amor si se pudiera.
Tu eres la llama que prendió este fuego
y yo, la hoguera que quedó encendida
donde arderá cualquier delirio y luego
daré mi vida a gusto por cumplida
si a ti abrazado con total apego
hallo en tan gran pasión la despedida.