
Era Talía, de mis sueños dueña
la diosa de mi musa preferida
pues comediante soy toda mi vida
y mi gesto facial es de risueña
Y aunque soy de estatura algo pequeña
represento con gracia muy fingida
que en vida
algún cargo importante desempeña.
Y tan bien los papeles interpreto
que tan pronto me siento una gran dama
y otras veces mendiga de un vil gueto.
De tal forma ha influido en mi el programa,
que ya no sé quién soy, quizá un boceto,
que en escena o en la calle, vive un drama.