Manuel Alonso escribió:
Un amigo de la infancia se consume en la cama
poco a poco de la enfermedad de mi signo zodiacal.
Es un ángel pequeño, dos años mayor que yo,
antes fuerte como un toro,
que toca a la guitarra como nadie
La Casa del Sol Naciente.
Me mira con esos ojos de vidrio
de los corazones rotos
y los perros abandonados.
Me mira como si quisiera decirme algo.
Quizás recordando aquellos años
cuando nos escandalizábamos
de la luna llena.
O cuando íbamos al baile y cruzábamos la pista
para sacar a bailar y quedábamos helados,
al recibir un no rotundo
en las narices.
O tal vez recordando las películas del cine
en general de la vida que nos tocó
compartir.
Yo también le miro con los ojos apagados
y le digo con voz queda que no diga nada,
que descanse.
Él nunca me llevó la contraria,
y enseguida me hizo caso
para siempre.
Me ha hecho llorar este hermoso poema, Manuel, hace poco también he visto ese vidrio por detrás del cual se va la vida.Un placer volver a leerte. ERA