en los muelles de madera
quemaría en la pradera
lo que tocas con tu cara.
Que me encelo por la causa
seductora que caminas...
por tus manos siempre finas
si amortizan toda pausa.
Tu descalzo caminar
me refresca por la tarde.
El amor no es un cobarde
y permite germinar.
Si de pronto te encontrara
no podría perecer.
Autor: Jorge de Córdoba
