EN CLAVE DE AMOR

[Antonio Justel]

... ah, qué buen trabajo nos dejas, Miguel Ángel con este poema de amor y de dolor, estimado poeta; esun poema de dolor, sí, pero hondo, serio, bien delineado y trazado, no al albur, no al albur; es una pieza bien construida y por ello te felicito; mi saludo, amigo; Orión

[F. Enrique]

Expresar el desamor, Miguel Ángel, hablar del fracaso con los sentimientos a flor de piel, invocar a la belleza desde el dolor es algo grande y todo lo hallo en este poema tuyo.

Un abrazo.

[Miguel Ángel Martínez Góm]

Muchas gracias por la amable visita y comentario, Antonio.
Me alegro que fuese de tu agrado el poema.
Un fuerte abrazo.

[Miguel Ángel Martínez Góm]

Enrique, agradezco mucho tu amable visita. Me alegro que pienses así del poema.
Sé que me repito mucho cuando insisto en hacer poemas de amor y desamor, pero es que me cuesta escribir de otras cosas.
Un abrazo fuerte.

[Josefa A. Sánchez]

Romántico, dolido y hermoso poema. Me ha gustado.
Un abrazo.
Pepa

[Pablo Ibáñez]

Miguel Ángel,

me ha gustado esta apasionada declaración de amor con un notable despliegue de recursos lingüísticos. Se nota un poema muy trabajado y meditado, las palabras están escogidas con muy buen gusto.

Un abrazo.

[Begoña Egüen]

Todo duele según el color con que se ama,
y mi llanto por ti era cárdeno y ardiente,
como los pétalos del alba emancipados
en los labios de un sol amante.

Porque los ojos son los dedos del alma,
los míos se clavaron en la espina de tu boca,
y, enredándose luego sobre el tallo del deseo,
se marchitaron en el brotar de la sangre
desnuda y pasional como un remordimiento.

Colmadas las gotas con el resabio de nuestros corazones,
rodaron tan despacio a través de las mejillas,
que perdimos la noción del tiempo,
tan despacio, que al pronunciarlas,
atrofiaban en el aire su amargor,
como las huellas que calzara el sufrimiento.

Pero las pupilas quedaron tersas en la intemperie,
desplegadas al dolor, como las velas de un barco
infladas por las lágrimas, demudadas, inmóviles,
abstraídas en su incredulidad,
adosadas a la inquietud de la desesperanza,
cautivas en el piélago del desdén,
mientras anhelaban el brillo furtivo
que ondeaba el horizonte.

Tú y yo, fuimos un dueto de risas y lágrimas,
interpretado en clave de amor, y cuyo final,
firmamos en la antesala del silencio
con un error a contratiempo.

Muy bello poema. Me ha encantado su lectura. Gracias, por haber compartido.
Un abrazo.
BEGOÑA.