Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
Gracias por venir al poema y dejar tu amable huellaTigana Nelson escribió:Ternura que desbordas en el poema. Rescato estos versos:
Cierro antiguas ventanas que dan al miedo,
y me regocijo en este presente
que vació armarios de cenizas
y olvidó el dolor que llevo a la espalda
como una carreta desvencijada.
Tu historia es corta y la mía tiene,
contigo, el tiempo de tu risa.
Salud.
Qué alegría cuando veo tu poema o un comentario al mío. Te lo agradezco de corazónAntonio Justel escribió:Pilar Morte escribió:Como el aire
que se hunde en los pulmones
respiro tus risas azules,
como viola que se engarza a la brisa
me embelesa el gorjeo de tu boca.
Como el aire templado de abril,
como el aire
que desliza por mi pecho,
discurren mis arterias en busca de tu rostro.
Aire, tierra, agua, fuego,
todo está en ti y me llega
en delicioso blanco renacido.
Me haces ir
del cielo venturoso
a la tierra que pisas,
al agua que te construye
al calor que te alimenta.
Cierro antiguas ventanas que dan al miedo,
y me regocijo en este presente
que vació armarios de cenizas
y olvidó el dolor que llevo a la espalda
como una carreta desvencijada.
Tu historia es corta y la mía tiene,
contigo, el tiempo de tu risa.
... espléndida la calidad de percepción y de la traslación que formulas, Pilar, contemplando a tu niño mientras construyes el poema, lindo, lindo ese flujo constante mientras lo haces mientras adquiera rango poético de hondura y credibilidad literaria, amiga; mis saludos (y también para tu protagonista, cómo no...) Orión
Pilar Morte escribió:Como el aire
que se hunde en los pulmones
respiro tus risas azules,
como viola que se engarza a la brisa
me embelesa el gorjeo de tu boca.
Como el aire templado de abril,
como el aire
que desliza por mi pecho,
discurren mis arterias en busca de tu rostro.
Aire, tierra, agua, fuego,
todo está en ti y me llega
en delicioso blanco renacido.
Me haces ir
del cielo venturoso
a la tierra que pisas,
al agua que te construye
al calor que te alimenta.
Cierro antiguas ventanas que dan al miedo,
y me regocijo en este presente
que vació armarios de cenizas
y olvidó el dolor que llevo a la espalda
como una carreta desvencijada.
Tu historia es corta y la mía tiene,
contigo, el tiempo de tu risa.
