El pozo

[Macedonio Tracel]

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el pozo
“no creas que ya no hay más tiniebla /
tan sólo debes comprenderla” / LAS

Creció esa voz, el tono del cansancio,
el cielo antiguo en ese pulso opaco
del olor a escamas. Alguna vez
habremos de llegar a esa tormenta
habitante en los signos del desgano
para que los gestos sobren y todo
este agobio pueda seguir, pueda ser
un certamen, un animal que intenta
hasta el final volverse invertebrado.
Para un barco eso es salvarse,
un pozo pequeño de sol, para uno
mismo es el momento donde una
disolución busca expandirse hasta
lograr que nada sirva o que sea
el tiempo una suma imprecisa, una
sombra.
El concepto que existe
en cualquier intención
forma, al menos eso parece,
una premeditación que es
casi siempre íntegra y obstinada.
Lo confiable es su vacío protegido.
Confiamos ese alrededor a una corteza
fósil que endurece y esa quietud guarda
las decepciones que faltan,
son ellas las que quedan a resguardo.

Acaso esto sea para eso, para que no
consideres una lectura posible
el gesto flojo que se resbala de a 2 o 3
renglones y para. La convicción que
muestras para no tener frío, para
adormilar tus pies sobre almohadones,
por eso es que empecé a cavar esto.
Al poco creo ya sabía que iba a quedar
atrapado en estos garabatos que parecen
corazones, aparte está el entresueño,
la marea sobre la playa, el chasquido
adonde pueden moverse las luces.
Una duna del invierno con el agua
desnuda en su punto más vulnerable.
/ Aún a tiempo de escribir,
lo que parece el principio
es el final de un poema
triste o lo que pueda resultar más
sencillo. / Si para ella dios sigue siendo
posible, lo puede estropear todo.
Quizás quiera eso, que volvamos a fallar. Este
pozo en la arena es todavía más frío, como
si acá se hubiesen escondido unos perros
perdidos. Las aves siguen cantando frenéticas
y ya no es cosa de moverse, han olvidado
el vértigo. Van peligrosas en su miedo
de flotar mar adentro como una decisión
que clausura los entrecejos, la idea
de consolarnos.. La luz no puede
sostenerse en más presagios, el mar ya
les mezcló sus partes concluidas
y unos garabatos - parecidos - a corazones
sobre la arena que es el revés del tiempo,
ahí se han borrado mil veces para
volverse mis historias. Andan
inacabados, como cada ola al final se
apagarán a dormir, a esperar las ganas,
el gusto a sodio, el agua en las pestañas.
¿Tendré así derecho a que todo no empiece
de nuevo? - pienso. ¿No estuvimos ya mirando
este cielo y era hora? ¿No estuvimos tirados,
los almohadones del sofá en el piso, vos leyendo,
los discos cerca sin escuchar nada? Vos misma,
no aseguraste que yo debía entender un poco más
la distancia y ver las sutilezas, las dimensiones
con que algo escrito supone a las personas…
que eso lo debo aprender y ya porque no podremos
percibirnos bien sino es mediante un texto. Eso
me acelera. Ya había tachado esa idea de hundirnos
juntos durante la rotura de un vaso, al momento
en que una ambulancia probó extender la preocupación.
Si fuimos violentos, siempre éramos violentos,
como una sanación desplazada, expuestos
a terminar con los aromas, a conocer
la nieve sobre el piso rugoso, las encías amoratadas
hasta no poder sentir otra invención, el esfuerzo,
aunque eso sean estos garabatos que intentan salir,
los que quieren crecer hasta ser grietas o canciones,
huesos aparecidos, armonías entre antiguos
recuerdos. Nada de mar. Acaso el lloro de un
perro chiquito que se queda para siempre en el patio
de una planta baja, intacto en su preparación,
algo que ya debía concluir, el grito mezclando
ruidos de la gente que se acerca hasta
que una metálica percusión pueda lograr
con una birome entre los dedos el juego
de la soga sobre una sola pierna, una canción
entrecortando las pausas, el pelo a veces
antes de ser ceniza o ser lacio. Si lo
repasamos, eso crece desde una caricia
mil veces hasta que gris y azul
puedan verse como lo hace un astronauta,
y si se puede más lejos más brillante.
/ así quise mi opacidad efímera donde
se pudiera pensar de nuevo el tiempo

Este pozo escrito debería permanecer
así herido roto lastimado, un pequeño
montículo hundido de frío, sus
huellas que se borran. Es el mar
el que vuelve para marcar fechas,
esqueletos que se dejen atravesar
para insistir. El principio del deseo
supongo sirve hasta para confundir
espacios para el ego,
su grave voz sobre la arena mojada.
En el peso de explicar un poema,
la casualidad es un aparato
cavando profundo como puede
hacer un sueño. La oportunidad
de comparar palabras, calcular infortunios,
suponer que la lluvia aún resbala
un horizonte un confín donde los pájaros
comen de mis historias y no por eso
se vuelven amenazantes. Nunca supe
que hacer para esquivar esas siluetas oscuras.
Si estas frases rígidas retienen sus detalles.
Si el olvido sigue descalzo y nada nombra el cielo,
Cada noche los árboles de la calle se llenan
de bordes convertidos en viento, el agua
los abarca y no podrán volver
a ser calle, cada historia de amor
es ese territorio terso y gastado,
sus letras llegan y soportan
y resisten y llagan todo el territorio
recuperado al salir el sol

una canilla gotea inconstante,
abraza algo mínimo y
desolado, a esta altura esa luz
raspa infidente, nunca está limpia,
así vuelve del olor a piel, a pelo.
Indecente vuelve
a trabajar en voz baja,
traga suficiente niebla
espesa de los barcos
semihundidos abrazados
a un tiempo de dormir.
Esa hora más tenue,
con su brisa habita
todavía puertos incesantes.
Fuera de aquí hay truenos
rezagados y todo se dobla
hasta envolverme
y ser blanco.
Escribir es a tientas, leer
debería descolgarse sobre
alguna de tus vacilaciones,
atreverse a disponer el silencio.
Con eso decidí quedarme acá.
Mantengo una desconfianza
aunque por suerte vuelve
a nevar, los pájaros sostienen
el cielo, el tiempo no pasa,
cada vez que veas la nieve sabrás que estás leyendo.








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[Macedonio Tracel]

esta desmesura ha crecido sobre un poema anterior. aún así no puedo asegurar que más adelante este monstruo no siga creciendo.

[curra anguiano]

Preciosa desmesura !!!!

Gracias

[Miguel Ángel Martínez Góm]

A primera lectura me ha parecido un poema magnífico, Macedonio.
Está lleno de frases y pensamientos brillantes.
Para volver con más detenimiento sobre ellos.
Un abrazo.

[Pilar Morte]

Hay que volver con tiempo y disfrutar verso a verso. La primera impresión es estupenda
Besos
Pilar

[Óscar Bartolomé Poy]

"Fuera de aquí hay truenos
rezagados y todo se dobla
hasta envolverme
y ser blanco."

Como bien dices en el escolio, una obra nunca se acaba, y ésta que aquí nos presentas desafía a las arenas del tiempo, a la nieve y al frío. Es como un deshielo, vasta y prolija ensoñación.

Un abrazo, Macedonio.

[Lidia Rodríguez]

Creció esa voz, el tono del cansancio,
el cielo antiguo en ese pulso opaco
del olor a escamas. Alguna vez
habremos de llegar a esa tormenta
habitante en los signos del desgano
para que los gestos sobren y todo
este agobio pueda seguir, pueda ser
un certamen, un animal que intenta
hasta el final volverse invertebrado.




Poderoso, visual, certero... Me ha encantado este poema, Macedonio, en toda su plenitud.


Gracias

[Macedonio Tracel]

gracias Curra

[Josefa A. Sánchez]

Todo ello inmenso, todo poesía. Pozo, si, y manantial. Un lujo.
Un abrazo.
Pepa

[Bruno Laja]

Luz de entresuelo, ese ojo flotante que da el ponerlo todo en el umbral. Ponerse a hablar con la poesía, como quien junta dos orillas y lo que fluye no se aprieta ni rebosa y por qué me salen cosas onduladas debajo de las palabras. Lo que fluye no se aprieta ni rebosa, un río es un ramo más que un tramo. Tú te pones a untar el cuerpo en una vibración que viene de mil saetas como quien moja pan en la oscuridad y consigues una señal íntima, una laceración que puede con todas las contingencias del lenguaje. Aquí hay algo que se hace tacto, sólo el tacto puede provocar la luz, reirse de soslayo de la fenomenología y azotarla con su propia impostura. Ésto es una grandeza distraída que va tocándose y creciendo como una mano- pez apoyada sobre el muro -pecera, que va creciendo porque ha sentido la dimensión y su promesa. Abrazo enorme, Macedonio, y gracias por éstas cosas.

[Marisa Peral]

[quote="Macedonio Tracel"]

Pues yo espero que siempre seas desmesura, que siga creciendo y que podamos disfrutar de tu genialidad, amigo Macedonio y es curioso que, en pricipio, de toda esta desmesura yo escoja estos versos


La luz no puede
sostenerse en más presagios, el mar ya
les mezcló sus partes concluidas
y unos garabatos - parecidos - a corazones
sobre la arena que es el revés del tiempo,
ahí se han borrado mil veces para
volverse mis historias.


Hay mucho más, claro, pero hoy esto me encanta.
Un abrazo, compañero.

[E. R. Aristy]

Brillante, Macedonio. Un pozo hondo donde llovió el manantial del alma. Un beso, ERA

[Macedonio Tracel]

gracias Miguel por tan entusiasta comentario. saludos

[Rafel Calle]

Muy hermoso poema de Macedonio.

[Macedonio Tracel]

Gracias Pilar por pasar y dejar huella. Saludos