y dibuja pasos de calma en el brillo de la olas.
Cuando el olor es a inocencia de niño recién nacido,
y solo se abraza al palpito intermitente de un suspiro.
Si la mirada sonríe, guiñando descarada un instante,
y entre destellos reclama, que la magia se duerma.
Si los embrujos se rezan e imantan hechizos y templanzas,
regalando dones de bondad, que solo desbordan esperanza.
Si las cajas vacías, tienen nombres en mayúsculas, impresos,
y perfuman la vida de recuerdos escapados de nostalgias.
La cercanía relata segmentados pasadizos, que sedimentan,
y adormecida crece sinfonías, que afinan la distancia.
Cada una de esas cosas, que en la brisa se hacen pequeñajas,
fabricando ternuras, que pertenecen a bocanadas del destino.
O el calor, que solo se entiende disfrazado de manos en la espalda,
un abrazado, que supo tejer entre sueños la suavidad de una manta.
O el viaje a la esencia de mil infinitos que parte de la estación de un beso,
y recorre todas las distancias entre los nudos y el despuntar del alma.
Mi dolor, que en tus ojos se esconde,
Mis luchas que en ti son cómplice,
Mis fuerzas, que despuntan gozadas
Tu ser, que es madrugada
Y mi existencia, que en ti esta enamorada