limpios de derrotas, clavadas con indigencias, hoy, a un dulce recuerdo,
báculo engalanado con nuevos, que como olas desencadenan mareas,
ilusiones que crepitan, alumbrando océanos de esperanza, con sus lunas,
y esos instantes profundos, donde el día se asigna con sus verdades,
con la ternura viajando nubes, alunizando en el edén de los besos
y ese despacio, que valiente nombra y enmienda, sin culpa los fracasos.
Y este libro, que mi alma y yo dictamos al viento, recorriendo en amistades,
en instantes donde el ser acomoda sus esencias,y reposa reconfortado,
donde el yo, libre ya de sus barreras, expresa y comparte, la música de sus sigilos,
donde levedades y conformismos han engendrado pasiones, madres hoy de paisajes conocidos,
importancias, que en el ajedrez de los días, hacen plenos a las sonrisas del consuelo,
capítulos que tatuados con quedares, se insertan en los orígenes del verso necesitado,
y dan paso a las escenas, de las ternuras insuficientes, de los relojes cortos.
y el latido, que ata despacio, su corazón a la caja repleta de magias grandes,
esos sueños párvulos y desistidos, que dan lugar a las historias nunca escritas,
párrafos que crecen y crean, simientes a cultivar arboles de raíces profundas,
y soledades llenas de los caprichos de lápices que entre si se completan,
de los puentes, que en el abismo se trenzan, de las montañas, que en nieve se cruzan,
y futuros, que en la distancia etérea de las miradas, solo hablan de besos
