Un alma que ventila humedades en destinos quemados,
espíritu, que entre glorias, calmas y lagrimas compartidas,
viaja vislumbrando, ese bosque de almendros, teñido de lunas,
ese de cada día, rebosado de profecías y derramado de ternuras,
entrelazando comprensiones, algo de fe y muchos anhelos.
Disfrazada alma con gasas de alegría e itinerante entre suspiros,
aficionada a la brisa gozosa, que regala un reír sincero en mi jardín,
apasionada con los romeros, que cada ocaso, a escondidas me envían su flor,
agradecida a los que entre laminas de amor, escenifican mis cuadros,
atenta, en las escuelas de cada paso, donde cada personaje me entona su canción,
enamorada de los labios que sobre mi piel, desdibujan, relatando esencias.
Embelesada ante cada nuevo cielo, escondiendo en sus ocres, un lo mejor,
comprometida, en un pacto de mil sangres, con el sigilo del camino del vivir,
terminando principios y empezando nuevos finales y circundando a mi ser,
apostada, en el etéreo tronco del que amanece para dar combate al existir del amor,
y anidando en cada rincón de mis esencias, las virutas de apasionada ternura