Año nuevo, males viejos

[Rafel Calle]

A VUELTAS CON LAS REFORMAS SUPUESTAMENTE ESTRUCTURALES.
Diría que, aunque seguramente hacemos cuanto está en nuestra mano para no amargarnos la existencia reflexionando sobre lo que está sucediendo a nuestro alrededor, no nos resulta posible olvidar las alevosas manipulaciones a las que nos someten los grupos del poder económico. Y no nos resulta posible olvidar las manipulaciones del poder, porque son demasiado descaradas.

Por el Bilderberg a la Banca y a hipotecar a los políticos y, claro está, a los medios de información para que todo fluya como mandan los cánones de la perfecta manipulación.

Lo malo es que, cuando se pasa de la raya, es decir, cuando la desfachatez de los poderes fácticos va más allá de lo racionalmente asumible, surgen variables a modo de consecuencias que no se pueden prever. Efectivamente, desde una perspectiva intelectual, se entiende y se denuncia la manipulación y sus corruptelas, pero eso no es un problema para que el poder siga siendo el mismo poder, entre otras cosas, porque suelen ser estratos de opinión unipersonales, fáciles de aislar, contrarrestar, desprestigiar…

El problema se produce cuando no hace falta pensar para darse cuenta de lo que está sucediendo, entonces, se crea una masa que fluye con una visión muy similar de los sucesos, es decir, se crea un numeroso grupo que no opina, sino que se deja llevar, ¿adónde?, a un supuesto idílico; ¿cómo?, ahí se presenta el problema que tiene por objetivo el cambio por el cambio (populismo como táctica en una carrera que propone la meta, sin conocer el trazado ni las metas volantes (etapas).

Y esto es lo que ha sucedido y está sucediendo en España. La ciudadanía quiere darle la vuelta al calcetín (cambiar este estado de cosas), porque está asistiendo al desmantelamiento del estado del bienestar, a un proceso de liberación del despido, a un reajuste a la baja de los salarios de los trabajadores y de las pensiones de los jubilados, a una subida de impuestos hasta el límite que permita no matar a la gallina de los huevos de oro (clase media), y, sobre todo, a una pérdida de valores en estamentos y personajes que, precisamente, deberían ser un ejemplo ético y moral, todo eso, mientras no se acometen las reformas estructurales necesarias.

En este punto, quizá convendría aclararles a nuestros gestores pasados, presentes y futuros que la primera reforma estructural tiene que ser política, las reglas de juego deben actualizarse, aclimatarse a los tiempos que corren. Se tiene que innovar, trabajar para modificar la esencia política de España, lo cual significa reconocer que las estructuras existentes no corresponden a las nuevas realidades, así que, deben ser revisadas. Y no se tiene que insistir en estructuras anteriores, cuando ya se sabe a qué situación nos llevarán. Las reformas estructurales tienen que significar el futuro, no el presente ni el pasado.

Lo contrario, es decir, las supuestas reformas estructurales que suelen predicar los gobernantes, jugando a derogarse leyes según quien esté de bi-partidista de turno, en un intento de desviar la atención de la ciudadanía, no son más que inmovilismos impuestos por los poderes fácticos, que obligan a mentir a los gobernantes, desmoralizan a los electores y, por supuesto, impiden incrementar las posibilidades de prosperidad de los ciudadanos de nuestro país.

Esperemos que el próximo año nos depare soluciones, sobre todo, para salir de la cola de la Unión Europea, en el tema de la educación ¡Cuándo se darán cuenta de que la educación es absolutamente fundamental y que nuestro sistema educativo no funciona!

Y, por pedir, que España salga del último lugar en lo referente a gasto social, dentro del grupo de los 15 países más ricos de la Unión Europea.
No hablo del desempleo, porque si no se acometen reformas estructurales como Dios manda o, mejor dicho, como predica su bendito y muy bien hallado representante el Papa Francisco, que, paradójicamente, despliega un discurso que propone más y mejores soluciones que cualquier otro gobernante y, en mi opinión, da en el clavo y les está dando sopas con honda a los administradores de turno (honestidad, solidaridad, justicia social, recuperación de los valores éticos y morales...), en fin, si no vamos por ese camino, y no hablo de ser religioso o no serlo, lamentablemente seguiremos conviviendo en una paulatina degradación y, por ende, seguiremos alegrándonos de bajar en 14.600 personas hasta un total de 4.500.000 ciudadanos sin empleo.

[Hallie Hernández Alfaro]

Me gusta mucho el perfil catártico y reflexivo del texto, querido Rafel.

Es muy cierto, ha sido un año particularmente duro en los ámbitos sociales. Ébola, el escándalo de Caja Madrid, corrupción a diestra y siniestra, el pequeño Nicolás, los tragedias aéreas, la contienda electoral, las cifras de los economistas, el noviembre de Maas; más todo lo que viene galopando desde el negro 2008.
Sin embargo, es posible decir, que la higienización social está a todo vapor, o al menos éso se pretende. El pueblo español -valiente por entraña- levanta la cabeza, por encima de los gobernantes castigadores, intenta gestar un paso hacia el futuro. Es una actitud muy noble y admirable.

Me emociona mucho lo que dices del Papa Francisco; estoy de acuerdo contigo, va por sendas tan justas como humanas; parece decidido a construir, a valorar, a bajar de los pedestales acostumbrados. Hay razones aquí y allá para el optimismo, eso creo de todo corazón, Rafel. Aunque duela el panorama mayoritario, aunque la decepción haga de las suyas en grandes territorios de la moral.

Vamos a por más, a por un mundo mejor. Contamos con una materia humana excelente.

Bienvenido seas a nuestro Prosa Alaire, amigo.

Abrazo y sólo lo mejor para el cercanísimo 2015.

[Arturo Rodríguez Milliet]

Muy interesante tu análisis Rafel, en particular la prudente advertencia que haces sobre las tentaciones populistas que deslumbran ante las necesidades de un cambio por el cambio, tal como -con consecuencias muy lamentables- ocurrió en mi país hace 15 años y cuyas consecuencias nos ubican hoy en día en el liderazgo mundial en materias tales como: inseguridad ciudadana, inflación, desabastecimiento, devaluación de la moneda, corrupción y disolución de las instituciones del Estado (para mencionar sólo unos cuantos).

De corazón, espero reciban un año renovador y a salvo de males viejos o peores nuevos.

Abrazos.

[Rafel Calle]

Muchas gracias, amiga Hallie, te agradezco el comentario y me alegra que te haya gustado este artículo sobre el año que acaba de empezar.
Un fuerte abrazo.

[Julio Gonzalez Alonso]

Hombre, el texto, muy poético no es... pero tampoco es cuestión de mirar hacia otro lado en cuestiones de esta importancia: así que, aunque escueza, sea bien venido el descarnado análisis de esta descarnada realidad. Con un abrazo.
Salud.

[Pablo Ibáñez]

Rafel,

muy interesante tu escrito, querido amigo. Para reflexionar largo y tendido. Bueno, yo tengo que decir que soy optimista y que no veo al país tan mal. Estamos en una crisis económica durísima, la situación de muchísimas personas es límite, el nivel de corrupción y mamoneo es intolerable. No obstante, yo no soy de los que piensa que el sistema deba ser desmantelado así como así. Estos últimos 40 años han sido los mejores de las historia de España, en mi opinión. Democracia, libertades, apertura a Europa y al mundo, desarrollo económico, estado del bienestar. Tal vez esas conquistas estén amenazadas hoy, pero creo que el sistema actual ha contribuido a ellas. Yo quiero un país europeo moderno con dos partidos moderados (derecha-izquierda) controlándose y alternándose en el poder. Igual que en Francia, Alemania, Inglaterra, Suecia, USA... Me gusta un partido socialista que nos metió en la OTAN y sigue las consignas económico-liberales de Bruselas si entiende que es lo mejor en ese momento. Me gusta un partido conservador que mantiene la ley del aborto y el matrimonio gay. Me gusta la prensa libre y cañera de España. Me gusta que jueces procesen a una infanta, a un banquero, a un ex-presidente de autonomía, a un ministro. Son signos de salud del sistema que no está de moda reseñar.

No me atraen los populismos maximalistas por lo mismo que dice Arturo. No me atrae la prisa que tienen, la rigidez de sus principios. No me atrae su distinción entre GENTE (los suyos) y CASTA (el resto).

Un abrazo, amigo.

[Hallie Hernández Alfaro]

Rafel,

muy interesante tu escrito, querido amigo. Para reflexionar largo y tendido. Bueno, yo tengo que decir que soy optimista y que no veo al país tan mal. Estamos en una crisis económica durísima, la situación de muchísimas personas es límite, el nivel de corrupción y mamoneo es intolerable. No obstante, yo no soy de los que piensa que el sistema deba ser desmantelado así como así. Estos últimos 40 años han sido los mejores de las historia de España, en mi opinión. Democracia, libertades, apertura a Europa y al mundo, desarrollo económico, estado del bienestar. Tal vez esas conquistas estén amenazadas hoy, pero creo que el sistema actual ha contribuido a ellas. Yo quiero un país europeo moderno con dos partidos moderados (derecha-izquierda) controlándose y alternándose en el poder. Igual que en Francia, Alemania, Inglaterra, Suecia, USA... Me gusta un partido socialista que nos metió en la OTAN y sigue las consignas económico-liberales de Bruselas si entiende que es lo mejor en ese momento. Me gusta un partido conservador que mantiene la ley del aborto y el matrimonio gay. Me gusta la prensa libre y cañera de España. Me gusta que jueces procesen a una infanta, a un banquero, a un ex-presidente de autonomía, a un ministro. Son signos de salud del sistema que no está de moda reseñar.

No me atraen los populismos maximalistas por lo mismo que dice Arturo. No me atrae la prisa que tienen, la rigidez de sus principios. No me atrae su distinción entre GENTE (los suyos) y CASTA (el resto).

Un abrazo, amigo.

Adhiero sílaba a sílaba lo expuesto por nuestro compañero y amigo Pablo Ibañez.

Abrazos a todos.

[Rafel Calle]

Muchas gracias, amigo Arturo, te agradezco el comentario.
Por lo que dices de las tentaciones populistas, a mi juicio, afloran cuando la ciudadanía asiste a una degradación ética y moral de las instituciones y personajes que, precisamente, deberían ser modelos de buen comportamiento. Además, su importancia aumenta cuando se trata de regeneración si, por ejemplo, los que mandan son los corruptos, así que, no se puede esperar que regeneren quienes deben ser regenerados, es decir, nadie se mete en la cárcel por sí mismo.

Otra cosa es que en España no se pueda aplicar un populismo al modelo latinoamericano, porque en este no se parte de un estado del bienestar, sino de un caos socio-político donde los extremismos se podrían argumentar con bastantes probabilidades de éxito (cambio por cambio, sin más, porque se percibe que no se puede ir a peor). No es el caso de España, puesto que los últimos 36 años han sido los mejores de la historia, sin guerras y con mucha prosperidad. Tenemos un estado del bienestar que permite acceder casi gratuitamente a la sanidad, educación, justicia; hay un estatuto de los trabajadores, en fin, lo que ahora se debate son los ajustes de tipo económico, en las conquistas de la clase trabajadora, que han llevado y quieren seguir llevando a cabo los partidos mayoritarios, uno supuestamente conservador y el otro mal llamado socialista, ambos dos, a la hora de la verdad, neoliberales.

Al final es un problema de dinero. Los recovecos del sistema democrático han permitido muchas corruptelas, de toda clase, pero, sobre todo, en el hecho de aumentar enormemente el aparato administrativo (estamentos públicos y empresas privadas superpuestos, etc.) con el consecuente aumento del gasto, todo para dar trabajo a los acólitos de los partidos de turno. Por medio de los puestos de trabajo en la Administración y filiales, se compran y fidelizan los votos. En consecuencia, falta dinero para otros asuntos y se piensa en que los trabajadores, o sea, los menos favorecidos, paguen el “pato”.

En fin, el populismo en España, de la mano de un partido político llamado Podemos, tiene sus raíces en el populismo que en Latinoamérica ha extendido la filosofía de Ernesto Laclau, que, como sabes, pregona una radicalización de la democracia.

Podemos sigue al pie de la letra la doctrina de Laclau, o sea, líder carismático y mensaje generalista y con impacto, que cambiará en función de las demandas del granero de votos y que puede ser más o menos extremo, dependiendo de las conveniencias electoralistas. Además, se ha beneficiado de la llamada ágora electrónica, con un gran dominio de las redes sociales y una magistral lectura y aplicación del pulso social, mediante constantes encuestas, por parte de Carolina Bescansa, miembro de la dirección del partido y quizá la mejor en el campo del análisis socio-lógico.
Seguiremos, compañero.
Abrazos.

[Luis M]

Bueno, personalmente tengo serias dudas de la capacidad de un partido político como Podemos para levantar el país, y no precisamente por su ideología, que no la considero tan extremista ni revolucionaria como sus oponentes nos venden, sino por las dificultades que se encontraría por parte del gran capital y por su propia falta de estructura y experiencia como partido político.
Pero por otra parte me alegro sobremanera que se rompa este bipartidismo que no ha hecho sino repartirse de manera alternativa el poder y los beneficios económicos derivados de él. Por supuesto no considero que la bonanza y el bienestar que hemos tenido hasta la crisis haya sido debido a lo bien que lo han hecho PP y PSOE... es más, pienso que todo lo malo que tenemos ahora (tremenda crisis, independentismos, agujero en las Cajas de ahorro, falta de una estructura industrial nacional potente, etc.) es por su culpa.

Y no, no estamos mal ...estamos peor; el golpe que se ha llevado principalmente la clase media en España no se va a curar en muchos años, y lo va a pagar más de una generación de españoles.
Hoy en día España se ha convertido en el segundo país europeo con más diferencia entre ricos y pobres, con millones de parados y con millones de trabajadores con contratos temporales y sueldos de mierda; ...sin contar con los recortes en ámbitos fundamentales, el penoso funcionamiento de la justicia y la enorme deuda pública acumulada, entre otras cosas.

No sé lo que haría si gobernara Podemos, pero la negligencia y la corrupción de los principales partido españoles de siempre sin duda será difícil de igualar.


Un placer leeros, amigos. Abrazos!

[Rafel Calle]

Muchas gracias, amigo Julio, te agradezco el comentario a este artículo que publiqué fechas atrás sobre la triste actualidad de nuestro país. Aunque no suelo escribir de política, lo cierto es que el momento me parece muy interesante ante los cambios que se avecinan.
Abrazos.

[Rafel Calle]

Muchas gracias, amigo Pablo, te agradezco el comentario que dejas en este texto sobre algunas cuestiones de actualidad. Creo que ya he contestado a las cuestiones que planteas. En fin, esperemos que el futuro sea gratificante, sobre todo, para los más desfavorecidos.
Un fuerte abrazo.